“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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jueves, 26 de mayo de 2011

Cinco obreros fallecidos. Significados en la España indignada

Ayer miércoles 25 de mayo fue un día especialmente negro: 5 trabajadores fallecieron en accidente de trabajo (2 en Caudé, Teruel, 1 en Vitoria, 1 en Jaén y 1 en Málaga).En principio, algo que nada tiene que ver con los resultados de las recientes elecciones municipales y autonómicas, ni nada que ver con las acampadas que han dado lugar a la spanish revolution con la que miles de personas, especialmente jóvenes, ponen de manifiesto su malestar con la gestión de la crisis, y la política oficial del país. Sin embargo, esas muertes no dejan de ser un aldabonazo  tanto para las fuerzas conservadoras (incluso reaccionarias) que esperan ampliar su derrota con la conquista del gobierno de la nación, como para el gran perdedor de las elecciones, un Psoe deambulando como un boxeador noqueado, y que en el fragor de la lucha no parecía percibir los golpes procedentes de una mayoría de trabajadoras y trabajadores, asfixiados por las medidas y recetas neoliberales, que venían gestionando desde un pensamiento único, como las únicas posibles.  
Llamada, también, para las fuerzas que reclaman ¡democracia real ya!, desencantadas ante el espectáculo de un sistema invadido por una galopante metástasis, cuyo origen es el cáncer neoliberal y cuyos dolores, en forma de  paro, precariedad, deterioro de las condiciones laborales... y su hedor, en forma de corrupción, vienen padeciendo las clases trabajadoras.
Estos cinco trabajadores muertos se convierten en víctimas sacrificadas en este periodo de decantación de ideas y proyectos políticos, corren el riesgo de quedar reducidas a víctimas anónimas e ignoradas, mientras cada cual sigue echando cuentas o sigue enredado en sus propias ideas y deseos, como si nada hubiera pasado.
Pero ha pasado mucho. Me pregunto, por ejemplo, que hubiese ocurrido si esas cinco víctimas lo hubiesen  sido como resultado de un atentado terrorista, de Eta o de Al Qaeda. Estoy convencido que las reacciones hubiesen hacho temblar los cimientos del sistema; los espacios de televisión y los medios de comunicación no tendrían otro tema,... Sin embargo, todas esas reacciones quedan reducidas, en el mejor de los casos, a una simple nota marginal, a algo normal y natural que no merece más análisis ni reflexión.
No quiero olvidar a Paulo Freire, a quien venía dedicando las últimas entradas del blog. A buen seguro, a sus ojos estos trabajadores fallecidos fruto de la opresión, son un grito desesperado que claman por un tiempo mejor, que claman por la justicia. Nos invitaría a dejar de mirar a estas víctimas inocentes desde la perspectiva de los opresores, que tantas veces asumimos como propia, convirtiéndonos en colaboradores y perpetuadores de su injusticia. Simultáneamente nos invitaría a una mirada  desde los sacrificados,  pues como insistía desde los oprimidos  el mundo y la historia se ve de de otro color.  
Tratando de concretar y aplicar a los procesos en marcha estas muertes son ocasión de revisar y asentar esos procesos. El PP triunfador y en búsqueda de un triunfo mayor no puede olvidar las mentiras de ese neoliberalismo galopante, no puede olvidar que se asienta y se alimenta de la sangre, los esfuerzos y sacrificios de la inmensa mayoría de los trabajadores.
El PSOE, abocado a un proceso de redefinición, no puede seguir haciendo oídos sordos al sufrimiento y a esos gritos desesperados que reclaman justicia, que no re rinden ante el economicismo  que ha cegado a tanto dirigente. Sin esa escucha, sin esa sensibilidad, difícilmente podrá descubrir las claves de su descalabro y reencontrarse con el espíritu socialista.
Los acampados e indignados también deberían repensar estas muertes. Revivir y recuperar la utopía es una necesidad urgente e ineludible, pero sin ignorar que la utopía separada de la realidad y alejada de los oprimidos reales y concretos (por más que nos parezcan alienados, lejanos a este movimiento, sumisos al capital,...) acaba girando hacia elitismos y totalitarismos, del signo que sean.
Esas muertes ponen de manifiesto las características profundas de nuestro modelo de desarrollo, dejan al descubierto la verdad profunda del sistema, nuestro reto, ser capaces de descubrirlo y no  acabaremos convertidos en colaboradores necesarios del sistema.
Dado que la acampada de Zaragoza se encuentra en la plaza de las catedrales, junto al monumento a Goya, conviene recordar el lema que allí figura: “El sueño de la razón produce monstruos”.  
¡Que los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y de la lucha descansen en paz!

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