“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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viernes, 31 de diciembre de 2010

Mira el PIB de cualquier país y decide tu inversión

Un gráfico para los que aún creen que el éxito o fracaso de la economía de un país depende exclusivamente de lo que hagan los gobiernos nacionales. (Tomado del blog http://www.escolar.net/)

Por si quieres invertir. No te lo pierdas, dura poco más de 1 minuto: 



Y en España la cosa va viento en popa...

Señoras y señores: con todos ustedes, el fabuloso Ibex 35. Telefónica: 8.835 millones de euros de beneficios en los tres primeros trimestres del nefasto 2010, un 65,6% más. Banco Santander: 6.080 millones de euros de beneficios, un 9,8% menos tras cerrar un 2009 con récord. BBVA: 3.668 millones, un 12,2% menos. Iberdrola: 2.069 millones, un 2% más. Repsol: 1.786 millones, un 32,5% más. Inditex: 1.179 millones, un 42% más… Las hay que ganan más, las hay que ganan menos, pero el balance global es como para brindar con champán. Todavía falta por contabilizar el último trimestre de 2010, pero hasta septiembre las empresas del Ibex 35 ganaron en total 38.156 millones de euros, un 16,7% más. A este ritmo, cuando se cierre 2010, los beneficios puede que alcancen los 50.000 millones de euros.
Y la crisis, ¿dónde está? Bueno, algo han notado, pero no porque hayan tenido pérdidas, sino porque se han embolsado algo menos de lo habitual. En el año 2006, las 35 del Ibex ganaron 41.892 millones de euros, un 27,4% más que en 2005. En 2007, los beneficios siguieron subiendo: 49.246 millones de euros, un 14,88% más. En 2008 llegó la primera rebaja tras cinco años consecutivos de beneficios record, apenas un 6%. Y en 2009 ya sí se notó más con una caída en los beneficios del 26%, hasta quedarse en unos humildes 42.531 millones de euros. Los beneficios de las grandes empresas bajaron con la crisis, pero los sueldos de los altos directivos no han parado de crecer. En el año 2009 (el peor de la crisis) subieron un 16% más. El sueldo medio de cada uno de los miembros de los consejos del Ibex fue el año pasado de 699.000 euros anuales; el de los altos ejecutivos, de 2,7 millones de euros.
Y con esto me despido de 2010, hoy no voy a opinar. Hay datos tan evidentes que no hace falta decir más. (Tomado también del blog http://www.escolar.net/)

jueves, 30 de diciembre de 2010

Quieren dejarnos en cueros: sin dignidad

En El País del día 27 de diciembre de 2010 nos enteramos de un encuentro mantenido el domingo 19 entre Zapatero y su ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, con los líderes de CC OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, en el que se abordaron temas como los nuevos reglamentos de la reforma laboral; las modificaciones en la normativa sobre negociación de convenios colectivos y los cambios en el sistema de pensiones.
Dejando el tema de las pensiones para posteriores entradas, respecto a la negociación colectiva el mencionado diario señala: “El Gobierno pregunta a los sindicatos sobre las posibilidades que tiene la propuesta de la patronal sobre el controvertido tema de eliminar la ultraactividad de los convenios que (…) supone que cuando se negocia un nuevo convenio, los derechos de los trabajadores reconocidos en el anterior no sean la base sobre la que acordar nuevas mejoras, sino que el diálogo parta de cero, sin tener en cuenta las condiciones reconocidas por el convenio anterior”. Y añade “El Gobierno, que les ha dado hasta el 19 de marzo para llegar a un acuerdo con CEOE y en caso contrario legislará”.
Queda claro, una vez más, quien marca la hoja de ruta de Zapatero y su gobierno: la patronal, ya fuera con Díaz Ferrán, ya con el nuevo presidente Rosell (que prometió recuperar el prestigio perdido por la patronal, y para ello ha pedido al gobierno que no suba el Salario Mínimo Interprofesional en el ¡1%! Previsto) y la OCDE que recomienda que el convenio colectivo de sector deje de aplicarse cuando exista un acuerdo de empresa que lo sustituya en todo o en parte. La desregulación de la que tanto se hablaba en los años 80 y 90 no ha llegado a su fin, sino que todavía existen regulaciones que frenan las ambiciones del capital contra las que se ha desplegado una cruenta campaña.
Aunque en los próximo días se nos presentará esta reforma con eufemismos como “necesidad de flexibilizar la eficacia normativa y general del convenio colectivo regulado en el Estatuto de los Trabajadores” u otras expresiones rimbombantes, no debemos olvidar de lo que se trata: imponer como regla general la pérdida total de vigencia del contenido de los convenios colectivos una vez que se cumple el término de duración de los mismos. En términos más llanos, otro ataque inhumano a la dignidad de los trabajadores y trabajadoras, a los derechos conquistados a lo largo de tantos años de luchas del movimiento obrero. Asalto, asimismo, a los fundamentos del sistema legal de negociación colectiva que reconoce el artículo 37 de la Constitución Española, y a la libertad sindical colectiva expresada en el art. 28 de la constitución, ejes básicos de la construcción del Estado de Bienestar.
A propósito de este tipo de actuaciones del gobierno me surgen una serie de curiosidades teóricas que intentaré ir manifestando: la demolición interna del socialismo, la crisis de la democracia y el futuro de la misma,…  ¡Anda que no hay tajo!.

martes, 28 de diciembre de 2010

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar….

El pasado 15 de diciembre, los trabajadores y trabajadoras griegos, convocados por los dos principales sindicatos, ADEDY (el sector público, que representa 750.000 trabajadores y trabajadoras) y GSEE (sector privado), realizaron una nueva huelga general que paralizó Grecia. En ella han participado junto al sector de los transportes, los de enseñanza, salud, justicia, banca, correos, electricidad… sumándose también al movimiento farmacéuticos, abogados, ingenieros civiles o periodistas. La valoración sindical es que la huelga ha sido casi total en las refinerías, los astilleros, los puertos, el sector de la energía y en numerosas empresas industriales.
El motivo de esta nueva jornada de lucha, la nueva reforma laboral y medidas de austeridad que, impuestas por el FMI y la Unión Europea, ha aprobado el gobierno socialista de Georges Papandreu. En esta ocasión, a la alevosía se une la nocturnidad, ya que fueron aprobadas con urgencia por el parlamento griego en una sesión nocturna el 14 de diciembre.

La reforma laboral aprobada breve pero contundente:


  • Reducción salarial del 10 al 25% en las empresas públicas deficitarias como los ferrocarriles, los transportes urbanos y la televisión pública.
  • Modificación de la negociación colectiva haciendo primar los acuerdos de empresa sobre los convenios colectivos sectoriales, allanando el camino a un igualación “por abajo” de las condiciones de trabajo y salariales. Expresamente, se autoriza que la negociación en la empresa pueda realizar reducciones de salarios con el límite del salario mínimo.
¿Os suena esa musiquilla de “flexibilizar la negociación colectiva y generalizar las cláusulas de descuelgue”? Melón ya abierto en nuestro país en la última reforma laboral, pero que gobierno y patronal siguen empeñados en profundizar.

Las movilizaciones en Grecia han servido para reafirmar, una vez más, la complicidad de los medios de comunicación con estas reformas neoliberales, la única noticia recogida fue la de que el exministro de derechas de transportes y excomisario europeo Kostis Hatzidakis fué verbal y físicamente agredido por 200 manifestantes a los gritos de “¡ladrón!” y de “¡sinvergüenza!”, junto con las ya consabidas típicas y tópicas imágenes de jóvenes en la calle enfrentándose con la policía.


Gesto simbólico, y dramático, contra las políticas neoliberales.

Las políticas contra los trabajadores están empezando a tener dramáticas consecuencias en forma de pobreza y sufrimiento se siguen extendiendo como un nuevo fantasma que recorre Europa. Por una parte, en los países de la zona euro, como consecuencia de esas políticas de clase orientadas a recuperar y maximizar el beneficio empresarial, al tiempo que se quiebra el poder colectivo de los sindicatos facilitando así la degradación de las condiciones de vida y de trabajo de amplias capas de la población. Para la otra parte de Europa, la del Este que todavía no ha ingresado en el euro, las condiciones que imponen la comisión Europea y el FMI son todavía más drásticas, aunque ello no es noticia salvo que, como sucedió hace pocos días, den lugar a imágenes sensacionalistas y entonces aparecen en todas las televisiones: un trabajador, padre de un niño autista al que a partir de enero de 2011 se le privaba de una ayuda pública, se lanzó desde una altura de siete metros sobre los bancos del parlamento que estaba en sesión de debate. (Por supuesto, nadie recordó las medidas flexibilizadotas impuestas en julio por el gobierno de Rumania y los organismos internacionales: rebaja de 25 % de los salarios públicos, incremento del IVA del 19 al 24%; eliminación de 1,3 millones de empleados públicos, congelación de pensiones, supresión de ayudas sociales, etc.).
El gesto desesperado de este trabajador se ha convertido en símbolo de la laceración y el sufrimiento que está suponiendo el ajuste social para amplios sectores del mundo obrero.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Navidad: revolución silenciosa

Y EL VERBO SE HIZO CLASE (cf. Jn 1,14)

En el vientre de María
el Verbo se hizo hombre,
y en el taller de José
el Verbo se hizo clase.

lunes, 20 de diciembre de 2010

El sentido moral del gobierno de Zapatero

Zapatero en la reciente inauguración del AVE Madrid Valencia ha señalado que "sólo un gran país como España puede ponerse a la cabeza mundial de la alta velocidad y tener la visión de futuro necesaria para acometer esta profunda transformación".
Parece que Zapatero, como una inmensa mayoría de gobernantes, ha llegado a ese momento en que, encerrado en sí mismo y en su esfera de poder, comienza a vivir un estado de ensimismamiento que le vuelve ciego e insensible a la realidad social, al tiempo que comienza la obsesión por inmortalizarse, y que se pretende alcanzar a través de grandes obras, como el AVE, de modo similar al intento de los faraones con las pirámides, o de otros muchos gobernantes con arcos de triunfo, como el de Paris, que pretende inmortalizar a Napoleón Bonaparte. Tal vez lo característico de este sueño moderno es su afán de rendir culto a la técnica, convertida en pócima mágica capaz de vencer todos los problemas, y a la competitividad, pretendiendo ser los primeros, los más grandes.
No es un sueño exclusivo del presidente de gobierno, limitado a la política estatal o a una determinada opción política, sino un sueño que comparten la mayoría de virreyes, de toda clase y pelaje, en el ámbito autonómico, local… cuando deciden anteponer a los intereses sociales grandes obras y eventos que los inmortalice, haciéndoles escapar de la fugacidad del ser.
En ese sentido cabe entender la frenética carrera por las líneas de alta velocidad, las exposiciones universales de diverso tipo, los grandes acontecimientos deportivos, con su paquete de grandes obras y todo un conjunto de parafernalias (ciudades de las artes y las ciencias, circuitos de alta velocidad, campos de fútbol, campos de golf, centros de interpretación diversos, polideportivos, piscinas,…) que, con independencia de su utilidad para los ciudadanos, se convierten en objetivos prioritarios de la política en su respectivo nivel. También hay que señalar que, junto a ese interés metafísico, aparecen intereses más materiales, pues dónde están las grandes obras suelen aparecer las grandes comisiones y corrupciones.
No se acaba de entender, por ello, la adhesión entusiasta de muchos ciudadanos a este tipo de actividades, unas veces mediante su aplauso, y otras como voluntarios de ese modelo de ciudad a que se aspira, y en la que bajo el manto de la espectacularidad se esconden las miserias que la realidad, tozuda ella, se empeña en escupirnos a diario: cuatro millones de parados; el 40 por ciento de los ellos viviendo en hogares donde nadie trabaja; 2 millones de personas están prácticamente sin ingresos. Pero como atender menudencias como estas no inmortaliza a nadie, es más fácil suprimir los miserables 426 euros, alargar la edad de jubilación, para incrementar la fila de jóvenes parados,… Al fin y al cabo, nuestros políticos podrán presumir de ser campeones en paro y pobreza.
Tal vez sería conveniente recordarles a nuestros políticos como Cicerón en “El sueño de Escipión”, escrito en pleno derrumbe de la Roma republicana, narra como Escipión el Africano se aparece a uno de sus descendientes para revelarle que la verdadera gloria no consiste en los premios, los halagos y reconocimiento en vida, sino en la virtud; siendo la principal virtud la acción que busca la salvación de la patria... Y a renglón seguido, añadir una nota pragmática recordado lo que se dice que comentó Maquiavelo a propósito de esta obra: que esos grandes hombres que habían fundado y gobernado con acierto estaban en el infierno, pues para llevar a cabo las grandes obras que los inmortalizaron habían tenido que violar las normas de la moral.

sábado, 18 de diciembre de 2010

El conflicto social ni se crea ni se destruye, únicamente se transforma

Me parece importante recuperar la visión del conflicto social, de la lucha de clases, como fuerza o energía movilizadora de la dinámica social, como las diferentes movilizaciones que recorren el continente europeo ponen de manifiesto. O, desde la otra cara de la moneda, salir de ese estado de anonadamiento, en el que nos habíamos olvidado esa presencia y dinamismo del conflicto social, resultado de habernos dejado seducir por la perspectiva de altos niveles de un bienestar material acomodaticio. Bienestar que ha servido para acomodarnos al orden vigente, convirtiendo la economía, el logro de la máxima producción posible, en el principal objetivo social, algo por lo que hemos tenido que pagar un precio muy alto: el sacrificio de nuestra libertad y el olvido de las víctimas de la exclusión social.
Las movilizaciones que atraviesan los países europeos pueden ayudarnos a salir de ese olvido y a reconocernos como herederos y continuadores de esa lucha de liberación que atraviesa la historia de la humanidad. Para hacerlo hemos de ser capaces de descubrir que, esas movilizaciones, más allá de la defensa de determinados niveles de bienestar, son un grito común de reivindicación de una vida digna. Dignidad que, golpe a golpe, está siendo destruida por los gobiernos con la aprobación de una ley tras otra, al dictado de los mercados. Leyes improvisadas y aprobadas a ritmos vertiginosos, que van recortando -cuando no anulando- derechos laborales y sociales: atacando la eficacia de los convenios colectivos, facilitando aún más los despidos, reduciendo salarios de los funcionarios, limitando o encareciendo servicios públicos, como trasportes, hospitales, universidades, etc.
Recuperar la creencia en el valor constructivo del conflicto social lo que, entre otras cosas, implica abandonar nuestro individualismo y transformar el miedo social que nos atenaza en determinación y confianza, es una de las pocas posibilidades que tenemos para poder cambiar las cosas. El descontento social, expresado a través de las movilizaciones y otras fórmulas de protesta, aunque a corto plazo no logre conseguir los objetivos perseguidos (los trabajadores españoles no logren parar la reforma laboral; los franceses detener la ampliación de edad de juventud; los estudiantes ingleses evitar el aumento de las tasas universitarias, la sociedad griega liberarse del yugo de los mercados,... ) es una semilla que germinará en nuevas formas de progresos social. No cabe duda de que serán necesarios estudios, debates, propuestas,... para ir diseñando ese otro mundo posible, pero un paso previo y necesario es abandonar nuestra apatía y recuperar la calle como lugar de encuentro y de expresión de las ansias de transformación social; de otra forma de resolución del conflicto social, inclinando la balanza al lado de las clases populares y trabajadoras.
Este olvido de la existencia del conflicto social, de nuestra condición de explotación, opresión y dominación, hemos de verlo también como causa de la crisis de las organizaciones del mundo obrero, de los sindicatos,... que han perdido buena parte de su identidad y finalidad.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

“Yahvé endureció el corazón del Faraón” o los paradójicos caminos de la liberación

Si en 2008 pretendieron ampliar la jornada de trabajo a las 65 horas ahora pretendían consagrar una moderna forma de esclavitud legalizando la contratación trabajadores inmigrantes (temporeros de terceros países) con menos derechos y menos protección social que los trabajadores europeos, al tiempo que aumentan los intentos y presiones para aplicar a los trabajadores inmigrantes la legislación de su país de origen, generalmente menos protectora.

La derrota hoy en el Parlamento europeo de la “directiva de permiso único”, nombre con que se pretende ocultar el feroz ataque a la dignidad de los trabajadores inmigrantes, no puede considerarse como un signo de optimismo; al contrario, sólo cabe la preocupación y el compromiso, pues la ideología neoliberal sigue extendiéndose por el conjunto de las instituciones (políticas, judiciales, universitarias, ...) que, rendidas ante la aparente fortaleza del poder del dinero, se apresuran a agitar ese molinillo del diablo del que hablaba Karl Polanyi en la Gran Transformación, imponiendo recortes de derechos a diestra y siniestra, que se aplasta con toda su crudeza en los sectores más débiles del mundo obrero, convirtiéndolos en masas marginadas.

Pesimismo que se hace más patente si, más allá del sensacionalismo con que nos informan los medios de comunicación sobre trivialidades, nos fijamos en las medidas que se vienen adoptando en nuestro país y en los de nuestro entorno, y que vienen dislocando la vida del pueblo con el movimiento de las aspas de este satánico molino. Así, descubriremos que asistimos al control del algunos países por las tecnócratas del Fondo Monetario Internacional, del Banco Central Europeo y de Bruselas, o a las presiones sobre el resto de gobiernos para promulgar, con carácter de extrema urgencia, leyes que hacen retroceder las relaciones entre patronal y trabajadores al siglo pasado: anulación de convenios colectivos, bloqueo o disminución de los salarios al nivel mínimo indispensable para la supervivencia; grande facilidades para el despido, etc. Y todo ello en un contexto de crisis financiera que sigue elevando los niveles de paro, al tiempo que se proponen medidas orientadas a rebajar los impuestos a las empresas y las grandes fortunas, mientras se suben los impuestos indirectos, lo que hace que aumenten los precios y los servicios sociales sean desmantelados.

Estos hechos me llevan a recordar algunos pasajes del Éxodo, en los que se pone de manifiesto una paradójica manera de actuar de Dios para liberar a su pueblo: “Yahvé endureció el corazón del Faraón” (Ex 4, 21; 7, 13; 9, 12; 10, 1, 20, 27; 11, 10; 14, 8). El Faraón se manifestaba cada vez más insensible a las demandas de liberación del pueblo esclavo y, en esta situación de claro y agravado conflicto social, los textos bíblicos nos indican que Dios no sólo actúa en el bando de los explotados (escuchando sus gritos, haciendo surgir profetas o líderes que le acompañen, ...) sino que también actúa en el bando de los explotadores, endureciendo su corazón y, de este modo, provocando su derrota.

Las medidas señaladas anteriormente, ese endurecimiento del corazón de los actuales banqueros, empresarios, políticos,... ¿no será un signo de los tiempos?, ¿no será una nueva actuación paradójica del Dios Liberador que escucha el clamor de su pueblo y se compadece de él?

Sin negar nuestra responsabilidad en la lucha contra las crecientes injusticias, me parece una lección importante de la que podemos sacar nuevas motivaciones y nuevos argumentos para seguir adelante: todos los imperios han sucumbido y a este no le cabe otra suerte.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Pensar para ser libres

Hannah Arendt, apoyada en su experiencia personal en unos momentos difíciles (p.e. su amante, Heidegger, considerado uno de los más grandes filósofos del siglo XX, se afilió al partido nazi y se convirtió en rector de la universidad de Friburgo, en un momento en que las leyes raciales que impedían a los judíos acceder a los estudios universitarios,...) formuló algunas ideas que hoy nos pueden ayudar a situarnos en el presente:

Ser intelectual o profesor universitario no es garantía suficiente para practicar un pensamiento crítico, sino que pensar –esa reflexión por la que uno dialoga consigo mismo, se plantea cuestiones y trata de resolverlas- es una actividad distribuida a lo largo y a lo ancho de las distintas capas sociales.

Así, frente a esa visión mítica tan extendida en nuestro tiempo de que los técnicos, los intelectuales,... pueden resolver nuestros problemas, esta pensadora nos recuerda que ser intelectual o profesor universitario no es garantía suficiente para practicar un pensamiento crítico. Y que el pensar (entendido como esa reflexión por la que uno dialoga consigo mismo, se plantea cuestiones y trata de resolverlas) es una actividad distribuida a lo largo y a lo ancho de las distintas capas sociales.

Esta visión le lleva a una conclusión, no menos importante, como la de que independientemente del grado de cultura, siempre hay personas que piensan por sí mismas y que en el momento decisivo no se comportan de un modo sumiso, obediente o crédulo frente a la realidad. Ella se refería al horror del totalitarismo, pero podemos ampliarlo a otras situaciones de nuestra realidad: el totalitarismo de los mercados; la perversión de la política, sometida a los intereses de esos mercados, frente a las causas y consecuencias de una crisis que destruye la vida de tantas personas,...

Conviene, por tanto, no olvidar en estos momentos de búsqueda esas enseñanzas de Hannah Arendt: que la incapacidad para pensar la podemos encontrar en gente considerada muy inteligente, mientras que podemos encontrarla entre la gente sencilla y humilde; entre las buenas personas, capaces de oír a su conciencia porque están habituadas a pensar por sí mismas, y que no son necesariamente personas educadas o cultas.

De esta visión podemos, además, extraer otras enseñanzas interesantes. Por ejemplo, que no debemos confundir pensar con ideología, ya que con frecuencia las ideologías quedan reducidas a sistemas de conceptos ya hechos, que ofrecen respuestas generales a circunstancias siempre cambiantes y particulares; esto es, las ideologías se convierten en lo opuesto a pensar.

Por tanto, más que rechazar la ideología, lo que critica es la adscripción acrítica a la misma, o el convertirla en un refugio seguro que nos libera del pensar. El aprendizaje que podemos extraer tiene que ver con el sentido del acto de pensar, que implica conciencia personal, reflexión en soledad y silencio y el juicio que atiende a lo particular. Cuando se niega esta forma de pensar, lo que se niega es la libertad.

Otro mito que atenta contra el pensar es la supervaloración de la teoría científica, y que abre otra cuestión no menos interesante, la relación entre verdad y libertad. Y, para ejemplificar lo que quiere decir pone un ejemplo que sigue siendo perfectamente válido: “si una teoría demostrara la superioridad de una raza sobre otra, habría que rechazarla por muchas demostraciones que aportara, por mucha erudición con la que contara, porque no se puede aceptar que una doctrina niegue la posibilidad de una amistad entre dos seres humanos de raza diferente”.