“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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lunes, 24 de mayo de 2010

El valor simbólico de las medidas del Gobierno (iv)

QUÉ CABE ESPERAR DE ESTAS MEDIDAS. LA PERSPECTIVA OFICIAL, LA PERSPECTIVA CRÍTICA.

En el discurso del Presidente del Gobierno en el Pleno del Congreso de los Diputados para informar sobre la reunión extraordinaria del Eurogrupo en relación con el rescate de Grecia y la situación de los mercados financieros, en el que anunció las medidas a tomar, señalo algunas de las finalidades “oficiales” de las mismas:

- "Acelerar o intensificar", en su caso, los respectivos planes de consolidación fiscal para cumplir con el Programa de Estabilidad y alcanzar el 3 por 100 de déficit en 2013; ahora se propone pasar, en dos años, de un déficit del 11,2 a otro del 6 por 100 del PIB). Esfuerzo especial, singular y extraordinario para reducir nuestro déficit público, y debemos hacerlo ahora, precisamente cuando hay signos que ponen de manifiesto el comienzo de la recuperación económica.

- reforzar la confianza en la economía española y la estabilidad financiera de la zona euro. En este sentido propone hacer frente a los “desequilibrios acumulados como respuesta a la recesión y … actuar … con una mayor energía y rapidez sobre estos desequilibrios (…) En nuestro caso … 11,2 por 100 de déficit y 20 por 100 de desempleo”.

- Y todo ello para lograr “restablecer la estabilidad cuanto antes para propiciar un marco en el que pueda fortalecerse la recuperación”.

En síntesis, reducción del déficit, para reforzar la confianza en la economía española y para contribuir a la estabilidad financiera de la zona euro, que se concreta en una reducción del gasto en quince mil millones de euros menos en lo que queda de 2010 y 2011.

LA PERSPECTIVA CRÍTICA

Las medidas adoptadas recientemente por el Gobierno tanto en su forma, como en su contenido, son unas medidas injustas, que abren la puerta a un mayor empobrecimiento y ponen en peligro las bases democráticas de nuestra convivencia. Medidas que se ven agravadas con las permanente amenazas de una reforma laboral que reduzca derechos, tan costosamente obtenidos a través de las luchas del mundo obrero.

* Son unas medidas forzadas por el capital y algunas instituciones a su servicio, incluida la Unión Europea, que ponen la prioridad en la rentabilidad de los grandes capitales, condenando a la miseria a las poblaciones más desfavorecidas, en nuestro país y en el resto del planeta. Nos encontramos, una vez más, con el ídolo del dinero, personificado en los mercados, que exige sacrificios humanos para aplacar su sed.
* Se trata de "recetas de ajuste” similares a las que los organismos internacionales llevan años imponiendo a muchos países, con un resultado evidente: incremento de la pobreza extrema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Unas medidas que no tienen en cuenta las causas estructurales de los desequilibrios en el mundo, ni las consecuencias de nuestros modelos de producción y desarrollo, que aumentan estas desigualdades.
* Imposición, por otra parte, que pone en peligro la democracia, ya que implica un secuestro de la política, en tanto que expresión de la soberanía y voluntad popular y del bien común, por la economía, por los intereses particulares y egoístas. Sin duda, una de las peores formas de corrupción y una grave amenaza para la construcción de un mundo mejor.
* Las medidas acentúan el empobrecimiento de millones de familias trabajadoras; a los 4.600.000 parados y los 3.720.000 trabajadores con contrato precario, se unen ahora el recorte salarial de los empleados públicos y la congelación de las pensiones, con el objetivo de ahorrar 6.000 millones de euros. También afectan a las políticas sociales (se endurecen las condiciones para acceder a la jubilación parcial, se recortan gastos en la ley de dependencia, se recorta la ayuda al desarrollo)
* Las propuestas del gobierno, que implican importantes sacrificios a los trabajadores y a los sectores más débiles de la sociedad, y un empeoramiento de las condiciones de vida de buena parte de la ciudadanía, son totalmente desequilibradas e injustas, al dejar casi de lado la actuación sobre las capas de la población con más recursos. De este modo, constituyen una profunda inmoralidad, agravada por la decisión injustificable de renunciar a exigir responsabilidades a los responsables más directos de la crisis, y hacerla pagar a quienes no la han provocado y más la sufren.
* El Gobierno podría obtener bastantes recursos para controlar el déficit con otro tipo de medidas como el control de la especulación financiera y de la evasión fiscal, la exigencia de un mayor esfuerzo a las rentas más altas, o la reducción del gasto militar, que llega al 4,70% de los presupuestos generales del estado, unos 50 millones de euros al día. Al menos, haber realizado algún signo que expresara la voluntad de repartir más equitativamente las cargas.
* Si la actuación del gobierno no ha estado a la altura, tampoco lo ha estado la de la oposición mayoritaria, con su cuestionamiento permanente de las medidas del gobierno, anteponiendo sus intereses electoralistas al afán especulativo de los mercados; o la peligrosa tentación oportunista de intentar arrancar un puñado de votos con la discursos basados en la xenofobia y el egoísmo nacionalista mediante las descalificación de las políticas de cooperación internacional, dando a entender que es un "lujo" que no nos podemos permitir, …
* En un mundo globalizado, tejido de estrechas interrelaciones entre los países de todo el mundo, es necesario reconocer que las políticas sociales nacionales y las políticas de cooperación son mecanismos complementarios de redistribución de la riqueza, que tienen que converger necesariamente, si queremos abordar de forma positiva el problema del hambre y el fenómeno de la emigración.

sábado, 22 de mayo de 2010

El valor simbólico de las medidas del Gobierno (iii)

SIGNIFICADO “INMEDIATO” Y SIGNIFICADO “PROFUNDO” DE LAS MEDIDAS[1].

a) La acogida de los ciudadanos, según las encuestas[2].

Una primera forma de aproximarnos a las medidas es ver la valoración según las encuestas. Aún con todas las precauciones, sobre el valor de este tipo de encuestas, sobre la necesidad de filtrar unos resultados que se nacen de respuestas ab bote pronto, a veces desde los intereses inmediatos, … puede ser un indicador a tener en cuenta estas opiniones.

Globalmente, el plan de recorte del Gobierno, es rechazado por un 46 por ciento, y respaldado por un 34 por ciento. Además un 74 por ciento considera que no son suficientes las medidas previstas y un 16 por ciento cree que si lo son.

Sobre las medidas concretas,

Las que son rechazadas:

- Congelación de las pensiones, la rechazan un 66 por ciento de los entrevistados,

- Modificación del régimen de jubilación parcial, lo rechazan un 62 por ciento.

- recorte de 600 millones de euros a la ayuda oficial al desarrollo, desaprobada por un 53 por ciento

- eliminación del cheque-bebé a partir del próximo año también, rechazado por un 49 por ciento; aunque el rechazo mayoritario se produce entre los menores de 35 años (65%) -los potencialmente beneficiarios-, y es aprobado mayoritariamente por los mayores de 35.

- Supresión para los nuevos solicitantes de la retroactividad del pago de prestaciones por dependencia.

Las que reciben apoyo:

- bajada media de un 5 por ciento del sueldo de los funcionarios, lo respaldan un 58 por ciento, en contra 40%.

- rebaja de sueldos del gobierno y reducción del gasto en medicamentos son ampliamente respaldadas, también la petición de que ayuntamientos y comunidades ahorren 1.200 € (aunque de momento no se ha señalado dónde se va a producir ese recorte)

Otros elementos contemplados en la encuesta:

- Una medida como el aumento de los impuestos para las rentas más altas sería bien vista por un 75 por ciento de los encuestados.

- Un 68 por ciento de los ciudadanos es partidario de que el PP apoye el plan de ajuste del Gobierno para salir de la crisis.

Ahora podemos ver cómo esta nuestra visión respecto a la media de estas encuestas.

Estas medidas, consecuencia de los conflictos y contradicciones del capital: con los trabajadores, con la política y con otros capitalistas.

Los acontecimientos a que estamos asistiendo, ataques especulativos contra el euro, contra la deuda de países como Grecia, España, … no son un sarpullido primaveral; son sólo pequeñas manifestaciones de lo que está siendo un punto de inflexión en la actual crisis que, no olvidemos, es una crisis sistémica global, caracterizada por un fuerte incremento de los déficits en una dimensión insostenible y la inexistencia de la tan anunciada recuperación.

La ceguera e incapacidad de los dirigentes mundiales, cuando no turbios intereses, para percibir la magnitud de la crisis, y su obstinación en tratar las consecuencias en lugar de atacar sus causas, está conduciendo la crisis a una nueva fase, cuya característica principal es la desarticulación geopolítica mundial. Nueva fase de la crisis que viene configurada por dos fenómenos principales, manifestación de sus contradicciones profundas:

  • la descomposición de la base en que se sustenta el sistema financiero, el dólar americano más las Deudas, en todo el mundo (crack del sistema monetario)
  • la acelerada fragmentación de los intereses de los principales actores del sistema global y de las grandes regiones mundiales.

¿Qué cabe esperar de seguir por los mismos derroteros?, pues básicamente esas dimensiones profundas de la crisis determinarán:

  • La rápida descomposición de todo el sistema internacional actual.
  • La desarticulación estratégica de los grandes actores globales.

En términos más claros, las ayudas para salvar el sistema financiero no van a evitar la caída del sistema financiero actual, con sus centros en Wall Street y en la City (Londres) y están dando paso a un sálvese quien pueda. Cada zona (Europa, el área anglosajona, América Latina, China, …) buscan salvarse con medidas proteccionistas, y compitiendo entre sí.

Estas luchas por salvarse y tomar posiciones en el nuevo orden que se ha de configurar no está exenta de ataques entre unos intereses (capitalistas) y otros; en ese sentido habría que entender los ataques al euro, procedentes fundamentalmente desde Londres (Y en ese sentido habría que entender el vergonzoso espectáculo de la vicepresidenta económica y todo su gabinete en la sede del Financial Times, exponente principal del actual orden financiero que se descompone. Se da la paradoja de que apenas se dan cuentas al Parlamento y a los ciudadanos, y se dan a un periódico).

Lo más grave del caso es que está lucha está dando lugar a otra serie de conflictos entre las empresas, para garantizar el acceso a un crédito que fluye de forma escasa y que necesario para su supervivencia, pero peor aún son las dramáticas consecuencias sociales y políticas de estos cambios que, por un lado suponen procesos de empobrecimiento y mayor desigualdad entre los ciudadanos, al tiempo que se inicia de un proceso de desarticulación geopolítica mundial, que podría dar lugar a peligrosos enfrentamientos.


[1] En el anexo 1 ofrecemos unas “Notas para comprender la lógica de las medidas” cuya lectura puede facilitar la comprensión de algunas de las reflexiones que aquí se hacen.

[2] Los datos corresponden a una encuesta realizada por Metroscopia, y que ha sido publicada el 16 de mayo en diversos medios de comunicación: Cuatro, El País, 20 minutos

jueves, 20 de mayo de 2010

El valor simbólico de las medidas del Gobierno (ii)

d. Algunas dimensiones más de fondo. Para concluir el marco iniciado en la entrada anterior, podemos recordar algunas otras cuestiones implícitas en estas medidas:

- Que las medidas no son sólo una decisión de un gobierno, aunque que circunscriben al ámbito Europeo, e incluso global recordar la llamada de Obama a Zapatero, la víspera de hacer públicas las medidas, y que algún medio de comunicación tituló “Obama llama a Zapatero para asegurarse de que tomará más medidas para reducir déficit”[1]. Se trata, por tanto, de unas medidas auspiciadas por los principales organismos internacionales, que desde hace tiempo vienen actuando presionados por los principales lobbys financieros e industriales en defensa de sus intereses particulares.

- Se nos dice que esta política (de tipo deflacionista) está orientada a reducir el elevado gasto público y la deuda pública, presentados como los principales obstáculos a la recuperación de las economías. Esto no deja de ser un dogma liberal, pues como analiza Vicenc Navarro el déficit de Grecia, España y Portugal (países que son vistos como los más derrochadores) “se debe no al aumento excesivo del gasto público, sino a la disminución de los ingresos del Estado, resultado de la disminución de la actividad económica y su probada ineficacia en conseguir un aumento de los ingresos del Estado, debido a la resistencia de los poderes económicos y financieros”[2] Añade además, “Por otra parte, la falta de crédito se debe al excesivo poder del capital financiero y su influencia en la Unión Europea y sus estados miembros. Fue la banca la que, con sus comportamientos especulativos, fue creando burbujas que, al estallar, han generado los enormes problemas de falta de crédito. Y ahora están creando una nueva burbuja: la de la deuda pública. Su excesiva influencia sobre el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (este último mero instrumento de la banca) explica las enormes ayudas a los banqueros y accionistas, que están generando enormes beneficios. Consiguen abundante dinero del BCE a bajísimos intereses (1%), con el que compran bonos públicos que les dan una rentabilidad de hasta un 7% y un 10%”. Como bien ha dicho Joseph Stiglitz, con todos los fondos gastados para ayudar a los banqueros y accionistas se podrían haber creado bancos públicos que ya habrían resuelto los problemas de crédito que estamos experimentando.

- ¿Cuál puede ser entonces la razón de este tipo de políticas? Hay que tener en cuenta que, después de los sustos iniciales de la crisis (hay que refundar el capitalismo, …) las medidas contra la crisis se han convertido en el principal campo de batalla de la actual lucha de clases. Los grandes poderes financieros y económicos, causantes de esta profunda crisis a causa de sus políticas neoliberales de desregulación, flexibilización y redistribución negativa de la renta, ante la amenaza de ver reducido su poder, han lanzado una ofensiva en que pretende llevar al olvido su responsabilidad en la crisis, al tiempo que presentarse como únicos” salvadores posibles. Del pensamiento único pasamos a la salida única. Pero para reforzar y aumentar su poder tienen que “imitar la actuación y la capacidad de decisión de los poderes públicos para que los grandes intereses privados actúen más fácilmente y puedan ganar dinero más cómodamente. No les preocupa que no se recupere el empleo o que bajen ingresos de la población porque saben que es cuando esto ocurre cuando hay menos capacidad de respuesta social. Buscan lo que han conseguido: que el gobierno que representa a todos los españoles (le guste o no a la derecha) se ponga de rodillas y se doblegue ante los poderes financieros”[3].

En resumidas cuentas, estas medidas son resultado de ese fenómeno que hemos venido observando desde las políticas neoliberales puestas en marcha como respuesta a la crisis de los años 70, y que constituyen la peor forma de corrupción que hoy amenaza a nuestras sociedades: el secuestro de lo político por lo económico, del bien común, por los intereses del capital; de la soberanía popular por el capricho de los ricos.



[1] Ver, por ejemplo, http://www.expansion.com/2010/05/11/economia-politica/1273605336.html

“Lo que no se dice de la crisis”. Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 13 de mayo de 2010

[3] Juan Torres: Para salvar a los ricos, hunden las economías, consultado en Fundación Sistema http://www.fundacionsistema.com/news/itemdetail.aspx?id=2354&AspxAutoDetectCookieSupport=1

El valor simbólico de las medidas del Gobierno (i)

Buena parte de la importancia de estas medidas radica en el valor simbólico que el mero anuncio de las mismas representa. La escenificación, en una comparecencia del Presidente Zaratero ante el Pleno del Congreso de los Diputados, en lo que podríamos llamar “miércoles negro”, era el marco ideal para que fuese percibido por todos, para hacer llegar un conjunto de “mensajes subliminales” implícitos en el anuncio de las medidas.

a) Cambio radical en la comprensión de la crisis. Hasta ahora, aunque mes tras mes los resultados eran malos (especialmente el constante aumento del número de parados y de personas en situación de pobreza que necesitaban acudir a las ayudas sociales, sobre todo de entidades religiosas o privadas, pues muchos de lo servicios sociales públicos carecían de recursos) el discurso oficial era de ir capeando el temporal, anunciando que pronto se iba a tocar fondo, que se iba a empezar a crear empleo, que nuestra economía empezaba a crecer aunque muy lentamente, que se avistaban brotes verdes, … Basta recordar algunos titulares de prensa para ver como se venía situando el gobierno.

- El País, 27 de abril de 2010: Zapatero admite que el paro ha llegado a un nivel "excesivamente alto" La tasa de desempleo supera el 20% por primera vez desde 1997, aunque el Gobierno confía en que empiece a bajar este mes.

- Expansión, 27 de abril de 2010: Zapatero, optimista: el paro ha llegado ya "al nivel más alto"

- Heraldo de Aragón, 5 de mayo de 2010: Zapatero anuncia el fin de la recesión pero no evita que el Ibex se desplome. José Luis Rodríguez Zapatero anticipó ayer en Bruselas la salida de España de la recesión.

Con el anuncio de estas medidas, entre las que se incluye la reducción directa del salario de los empleados públicos, a mitad de ejercicio presupuestario y cuando se había logrado alcanzar un acuerdo salarial que estaba en vigor, o se congelan las pensiones –excluyendo las mismas-, el mensaje que se quiere trasladar, sin decirlo, es que la crisis es mucho más grave de lo que el gobierno creía.

b) Cambio radical respecto a las medidas que se han de adoptar. No hay que hacer mucho esfuerzo para recordar que el Gobierno que preside Zapatero ha venido utilizando la defensa de la política social como elemento legitimador de su política contra la crisis. En repetidas ocasiones ha señalado que «Conmigo de presidente no habrá recortes sociales».

- RTVE, 25 de abril de 2009: Zapatero garantiza que no habrá recortes sociales para luchar contra la crisis. España "va a ganar el combate a esta grave recesión", para lo cual ha comprometido "un gran esfuerzo de inversión pública" entre la "parálisis" de la inversión privada

- Mitin del PSOE de Andalucía en Málaga, 21 de febrero de 2010. Zapatero: “Conmigo de presidente jamás habrá recortes sociales. Los trabajadores no van a perder derechos en la reforma laboral… el gasto social no variará lo más mínimo. No habrá cambios, a pesar de la crisis”.

Ahora, más que las consecuencias de este recorte social, lo que queremos señalar es el mensaje que se está transmitiendo: la situación de las cuentas públicas es de extrema gravedad, cercana a la bancarrota.

Nuevo modelo de solidaridad. Para justificar las medidas se está impulsando un nuevo modelo de solidaridad “a la baja”; se viene a decir: como hasta ahora el peso de la crisis está recayendo sobre los trabajadores del sector privado, en forma de paro y precariedad, es de justicia que se reparta entre todos, espacialmente entre los funcionarios que, en cierto modo son unos “privilegiados”. Así, se nos señala que hemos de asumir sacrificios,; en concreto, el encargado gubernamental de justificar los recortes sociales parece estar siendo José Blanco, que pide a todos los afectados un "esfuerzo" para "apretarse el cinturón" y contribuir a la salida de la crisis, pues "los esfuerzos que vamos a hacer hoy son el bienestar del mañana”. Además, desde el PSOE, se está facilitando a sus dirigentes una serie de argumentos “defensivos” que, sin embrago, pueden resultar peligrosos. En particular, para justificar la bajada de un 5 por ciento del sueldo de los funcionarios este año, se recurre al argumento de que “la otra alternativa que había para bajar el déficit era reducir las prestaciones a los desempleados, que no se verán afectadas”[1]. O a que se haga hincapié en la progresividad con que se aplicará en los salarios públicos y cuáles se recortarán menos del 5 por ciento y cuáles más. También es frecuente recurrir, para justificar la bajada de sueldo, a alentar la visión impopular que existe acerca e los funcionarios, oponiendo la estabilidad laboral de los funcionarios a la inseguridad que sufre el resto de trabajadores, o los cuatro millones de parados. No en necesario ni siquiera acusarles de “privilegiados”, todo el mundo parece entender el mensaje. Mensaje que, más que a generar corrientes de solidaridad parece obedecer a la vieja estrategia de dividir y enfrentar a los trabajadores.

Respecto a la congelación de las pensiones, otro tema que escuece en las filas socialistas, el argumentario va en la línea de subrayar que las mínimas y las no contributivas no van a reducirse, sino que mantendrán su poder adquisitivo en 2011. Y respecto a la ley de dependencia, el mensaje es que no se van a recortar derechos, sino que se acometerá un ajuste para evitar situaciones de "desequilibrio" como las que, según los socialistas, han venido produciéndose en las comunidades valenciana y madrileña, que demoraban "considerablemente" los trámites y luego había que abonar los retrasos.

En resumen, las cuentas del gobierno en materia de reparto del peso de la crisis serían que hasta ahora el peso de la misma había estado recayendo de forma especial sobre los más de 4,6 millones de parados, y ahora lo va a hacer además sobre cerca de 5 o 5 millones de pensionistas, sobre cerca de 3 millones de empleados públicos, sobre cientos de miles de personas dependientes, y sobre futuras madres


[1] La Vanguardia, 13/05/2010: “El PSOE alecciona a sus cargos para "no meterse en líos" al explicar los ajustes