“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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martes, 28 de diciembre de 2010

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar….

El pasado 15 de diciembre, los trabajadores y trabajadoras griegos, convocados por los dos principales sindicatos, ADEDY (el sector público, que representa 750.000 trabajadores y trabajadoras) y GSEE (sector privado), realizaron una nueva huelga general que paralizó Grecia. En ella han participado junto al sector de los transportes, los de enseñanza, salud, justicia, banca, correos, electricidad… sumándose también al movimiento farmacéuticos, abogados, ingenieros civiles o periodistas. La valoración sindical es que la huelga ha sido casi total en las refinerías, los astilleros, los puertos, el sector de la energía y en numerosas empresas industriales.
El motivo de esta nueva jornada de lucha, la nueva reforma laboral y medidas de austeridad que, impuestas por el FMI y la Unión Europea, ha aprobado el gobierno socialista de Georges Papandreu. En esta ocasión, a la alevosía se une la nocturnidad, ya que fueron aprobadas con urgencia por el parlamento griego en una sesión nocturna el 14 de diciembre.

La reforma laboral aprobada breve pero contundente:


  • Reducción salarial del 10 al 25% en las empresas públicas deficitarias como los ferrocarriles, los transportes urbanos y la televisión pública.
  • Modificación de la negociación colectiva haciendo primar los acuerdos de empresa sobre los convenios colectivos sectoriales, allanando el camino a un igualación “por abajo” de las condiciones de trabajo y salariales. Expresamente, se autoriza que la negociación en la empresa pueda realizar reducciones de salarios con el límite del salario mínimo.
¿Os suena esa musiquilla de “flexibilizar la negociación colectiva y generalizar las cláusulas de descuelgue”? Melón ya abierto en nuestro país en la última reforma laboral, pero que gobierno y patronal siguen empeñados en profundizar.

Las movilizaciones en Grecia han servido para reafirmar, una vez más, la complicidad de los medios de comunicación con estas reformas neoliberales, la única noticia recogida fue la de que el exministro de derechas de transportes y excomisario europeo Kostis Hatzidakis fué verbal y físicamente agredido por 200 manifestantes a los gritos de “¡ladrón!” y de “¡sinvergüenza!”, junto con las ya consabidas típicas y tópicas imágenes de jóvenes en la calle enfrentándose con la policía.


Gesto simbólico, y dramático, contra las políticas neoliberales.

Las políticas contra los trabajadores están empezando a tener dramáticas consecuencias en forma de pobreza y sufrimiento se siguen extendiendo como un nuevo fantasma que recorre Europa. Por una parte, en los países de la zona euro, como consecuencia de esas políticas de clase orientadas a recuperar y maximizar el beneficio empresarial, al tiempo que se quiebra el poder colectivo de los sindicatos facilitando así la degradación de las condiciones de vida y de trabajo de amplias capas de la población. Para la otra parte de Europa, la del Este que todavía no ha ingresado en el euro, las condiciones que imponen la comisión Europea y el FMI son todavía más drásticas, aunque ello no es noticia salvo que, como sucedió hace pocos días, den lugar a imágenes sensacionalistas y entonces aparecen en todas las televisiones: un trabajador, padre de un niño autista al que a partir de enero de 2011 se le privaba de una ayuda pública, se lanzó desde una altura de siete metros sobre los bancos del parlamento que estaba en sesión de debate. (Por supuesto, nadie recordó las medidas flexibilizadotas impuestas en julio por el gobierno de Rumania y los organismos internacionales: rebaja de 25 % de los salarios públicos, incremento del IVA del 19 al 24%; eliminación de 1,3 millones de empleados públicos, congelación de pensiones, supresión de ayudas sociales, etc.).
El gesto desesperado de este trabajador se ha convertido en símbolo de la laceración y el sufrimiento que está suponiendo el ajuste social para amplios sectores del mundo obrero.

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