Bonito tema de Ron Sexsmith “Nowhere To Go” (Ir a ninguna
parte) en el que canta que no hay lugar a dónde ir, sino hacia abajo.
Adecuado para escuchar mientras lees y piensas como ese
parece ser el destino de los parias del mundo, del nuevo proletariado del siglo
XXI, convertido en una nueva categoría social, el precariado, que es la que
mejor parece explicar lo que está ocurriendo en estos momentos en el mundo
obrero. Y que tiene mucho que ver con esas “Cuatro
grandes brechas se dan en cuanto al TRABAJO DECENTE en el mundo”, que indica la
OIT:
La brecha del empleo
Hay 180 millones de personas visiblemente desempleadas en el
mundo. Detrás de esta estadística escueta y fría hay un mar de miseria humana y
de potencial desperdiciado. Esta cifra global no traduce la verdadera magnitud
de la tragedia de la cual son víctimas familias enteras. Si consideramos las
personas subempleadas, la cifra se dispara a por lo menos mil millones. De cada
100 trabajadores y trabajadoras de todo el mundo, seis están totalmente
desempleados de acuerdo con la definición oficial de la OIT, y otros 16 no
pueden ganar lo suficiente para que su familia pueda superar el umbral mínimo
de pobreza de un dólar por día y por persona. Todos los países, desarrollados y
en desarrollo, tienen sus trabajadores y trabajadoras pobres.
La brecha de los derechos
La denegación del derecho a la libertad sindical y de
asociación y la incidencia del trabajo forzoso y del trabajo infantil y la
discriminación siguen afectando al mundo de hoy. Hay 250 millones de niños y
niñas que trabajan en todo el mundo. Por otra parte, las investigaciones en
curso en el Instituto Internacional de Estudios Laborales indican que
aproximadamente dos países de cada cinco tienen serios o graves problemas en
relación con la libertad sindical.
La brecha de la protección
Tan sólo un 20 por ciento de los trabajadores y trabajadoras
de todo el mundo estén amparados por una protección social realmente adecuada.
Mientras tanto, 3.000 personas mueren cada día como consecuencia de accidentes del
trabajo o enfermedades profesionales.
La brecha del diálogo social
Hay un «déficit de representación» en el mundo del trabajo,
debido a que, con frecuencia y por diversas razones, los trabajadores y no se
han organizado para hacer oír su voz. Especialmente los trabajadores y
trabajadoras agrícolas, los domésticos, los del sector público, los emigrantes, los de las zonas francas industriales (en las que trabajan unos 27 millones de
trabajadores y trabajadoras en todo el mundo), los de la economía informal… se
enfrentan a con obstáculos a la libertad sindical.
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