“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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lunes, 17 de diciembre de 2012

Haciendo el indio

La librería la Pantera Rossa celebra su segundo aniversario[1], y junto a diferentes actos nos ofrece un texto, a partir de una (supuesta) hermosa  carta de Toro Sentado al Presidente de los Estados Unidosque se ha convertido en uno de los orígenes del ecologismo.

El Gran Jefe del Gobierno y sus amos de Bruselas nos envían todos los días palabras de amistad y buena voluntad. “Tranquilos, nos dicen…. Estamos haciendo, lo que hay que hacer”

Sin embargo, sabemos que –en el fondo- su objetivo último es comprar nuestras vidas y apoderarse de nuestra dignidad.

Hemos de confesar, que esa idea nos parece extraña a todos y todas los que conformamos las diferentes mareas, plurales, de todos los colores, que creemos en la fuerza y la magia de la diversidad…

¿Se puede comprar o vender el cielo, el calor de la tierra o el centelleo del agua que corre por los ríos? El Gran Jefe dice que comprendamos que la prioridad es cumplir con el déficit, que estamos en un momento difícil y hay que actuar con "responsabilidad".

El Gran Jefe manda decir que nos prepara un lugar para que podamos vivir cómodamente, pero… Nosotros vemos que trata a su madre, la tierra y a sus hijas, nuestras tribus…, como enemigos que comprar, saquear y vender. Desmantelan el Estado del Bienestar que nos hace iguales en dignidad, apuesta por una educación elitista, para los excelentes… y privatiza la sanidad, que habla –como un termómetro privilegiado- del mimo y el cuidado al que menos puede, sin ningún tipo de pudor.

Estamos seguros que su insaciable apetito acabará devorando la tierra y dejará tras de si sólo desierto y tierra quemada. Fracturas, dolor, indignación… pero también rebeldía, de la que seguirán naciendo día a día flores preciosas de dignidad…

Nuestra manera de soñar es diferente a la suya.

La vista de esas ciudades extensivas, consumistas, sin plazas públicas, ni niños y niñas jugando que imaginan… de esos centros comerciales que llenan sus bolsillos y su vanidad…, de esos complejos de juego y frivolidad, que colman todos sus deseos de usura y avaricia… hacen doler… y llorar, los ojos de la gente del pueblo sencillo.

Pero quizá sea así porque los hombres y las mujeres “normales” somos salvajes y no comprendemos las cosas. El hombre blanco habla de esperanza y de "puerta de salida" de la crisis, mientras nos amenaza con sus armas de fuego, con la servidumbre, con el miedo o con el hambre.

Parece no sentir ya, el aire que respira. Al igual que un hombre, muchos días agonizante, se ha vuelto insensible al hedor de tanta podredumbre, violencia, dolor y resignación.

En el fondo… Se siente iluminado por la idea de que Dios lo trajo a estas tierras y le dio el dominio sobre ellas y sobre las gentes de piel rossa con algún propósito especial. Cuando el Dios que conocimos, nació pegado a la gente más pobre, anunciando la liberación y la esperanza a los últimos de la tierra.

Pero aunque les parezca mentira… Ni siquiera el hombre blanco, cuyo dios Mercado se pasea con él y conversa con él -de amigo a amigo-, no puede estar exento del destino común.

Quizás seamos hermanos, después de todo.



[1] Se trata en realidad del Centro Social Librería La Pantera Rossa, un espacio comunitario para la cultura, la socialización y la movilización. Un proyecto que no sólo es una librería que ofrece textos diferentes, sino una realidad metropolitana que quiere brindar equilibrio entre palabra y acción; una parte activa en la construcción teórica y práctica del movimiento social, sirviendo de conexión de las experiencias y realidades transformadoras emergentes

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