“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Criminalización de la ayuda a los inmigrantes. ¿Irán Rouco y los Obispos a la cárcel?


Si no sabes que hacer, de momento podrías suscribir esta petición al ministro de Justicia: Salvemos la Hospitalidad:
Nos enteramos estos días que Gallardón (que en tiempos fuera presentado como rostro dialogante del PP) prepara una nueva reforma para penalizar a todas aquellas personas que presten cualquier tipo de ayuda a los inmigrantes sin papeles. Antes, con el PSOE, y a se introdujo esta vergonzosa persecución a los inmigrantes, y castigo a quienes les ayudaran, en la ley de inmigración. Ahora, el PP, quiere llevarla al código penal.

De aprobarse esta reforma del Código Penal promovida por Gallardón, muchas personas que ayudan y acogen a inmigrantes van a ser consideradas, y tratadas,  como criminales. Y no se trata sólo de multas por ayudar a estas personas en estado de extrema necesidad, sino que ahora se va a penalizar con penas de hasta dos años de cárcel.

El Gobierno del PSOE ya intentó –sin éxito- introducir sanciones tanto a las personas que desarrollábamos prácticas de solidaridad y hospitalidad, como hacia las personas extranjeras que se encontraran en España en situación “irregular”, que no “ilegal”. Estas conductas se describen en el art. 318 bis del Código Penal:

1. El que intencionadamente ayude a una persona que no sea nacional de un Estado miembro de la Unión Europea a entrar en el territorio de otro Estado miembro o a transitar a través del mismo, vulnerando la legislación de dicho Estado sobre entrada o tránsito de extranjeros, será castigado con una pena de multa de tres a doce meses o prisión de seis meses a dos años.  “El Ministerio Fiscal podrá abstenerse de acusar por este delito cuando el objetivo perseguido sea únicamente prestar ayuda humanitaria a la persona de que se trate”. Si los hechos se cometen con ánimo de lucro se impondrá en su mitad superior.

2. El que intencionadamente ayude, con ánimo de lucro, a una persona que no sea nacional de un estado Miembro de la Unión europea a permanecer en el territorio de Estado miembro de la Unión Europea, vulnerando lo legislación de dicho Estado sobre estancia de extranjeros será castigado con una pena de multa de tres a doce meses o prisión de seis meses a dos años

A la vista de esta propuesta me surgen muchos interrogantes. Por una parte, la jerarquía de la iglesia católica en España ¿seguirá defendiendo la política del PP?, ¿seguirá diciendo que son medidas necesarias e ineludibles?

En todo caso me imagino que, como los obispos y arzobispos son los responsables de las Caritas diocesanas, y estas van a seguir realizando su trabajo en fidelidad al evangelio  y no a la legalidad, podrán ir a la cárcel en cumplimiento del mandato de su Señor: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era inmigrante y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, estaba enfermo y me visitasteis, estaba encarcelado y vinisteis a verme…” (Mt 25, 35 y ss.). Seguramente este podría ser un gran signo para la iglesia de hoy, arzobispos y obispos encarcelados por fidelidad al mensaje del Evangelio. Tal vez sea este el revulsivo necesario para que sigan un camino de conversión similar al de Monseñor Oscar Romero cuando vio como eran asesinados campesinos salvadoreños.

También me surgen interrogantes en clave política y social, y es que como ya nos enseñó Karl Polanyi en “La Gran Transformación”,  las raíces históricas del fascismo se articulan en torno a un hilo conductor: el proceso de formación y desarrollo de la sociedad de mercado; y eso es lo que parece volver a repetirse cuando asistimos a la conversión global del mundo en una nueva “satanic mill”, en la nueva “fábrica del diablo”, esta vez de manos del capital financiero. Hoy encontramos muchas señales de que se están reproduciendo los mismos errores y, con ello se está poniendo en marcha un nuevo imperio de muerte de mano de un renovado fascismo, al que sin duda contribuyen de manera notable la medidas de Gallardón.

Y no podemos permanecer impasibles sin convertirnos en cómplices de esa noche trágica que parece amenazar de nuevo a la humanidad y que aún estamos a tiempo de detener. No podemos convertirnos en espectadores impasibles, prisioneros de ese gran pecado de nuestras sociedades que es la tentación de inocencia frente a tantas y tan clamorosas injusticias del poder.  

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