“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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martes, 17 de julio de 2012

La quiebra de las instituciones


Asistimos al mayor ataque contra la ciudadanía del país y la mayoría de las instituciones se “retrata”, descubriéndonos su verdadero rostro.
El Gobierno, y la mayoría que le apoya en el Parlamento, jalean, se ríen, insultan a los parias castigados nuevamente por las mediadas de apoyo a la banca, a costa de lo que sea. ¡Qué se jodan!
La Monarquía, asiste al Consejo de Ministros en que se que se consuma este ataque, corresponsabilizándose con el mismo, tal vez como contrapartida a la manita que le echo el Gobierno cuando su desafortunada cacería, en esos momentos de gravedad que se cernían sobre nuestro país. Ese rey que comparece con cara de “bobón” para decirnos "Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir ...”, vuelve a comparecer con la misma cara para decir “espero que cuando las cosas vayan bien se tenga en cuenta a todos”. Mientras tanto, “qué se jodan”.
Tampoco se libra el Presidente de la Conferencia Episcopal Española, personaje extremadamente hábil a la hora de eludir pronunciarse sobre las dramáticas consecuencias de la crisis: paro, precariedad, pobreza, marginación… pero que no duda en bendecir los recortes del gobierno y “espera que el paquete de medidas aprobado por el Gobierno contribuya a contrarrestar el paro y confía en que el espíritu de solidaridad y entrega ayuden a superar la crisis”. Da igual que se acuse a los parados de vagos, que se les recorte las prestaciones, que se suba el IVA para que la actividad económica tarde más en reactivarse… mientras se indulta a los grandes evasores de impuestos, se sigue apoyando a los bancos que engañan y defraudan a los ciudadanos,… ¡Qué se jodan!
Igualico, igualico que el “Maestro“ que enseña que el único criterio e juicio son los pobres y las víctimas del sistema (Mt, 49 25 y ss), el que señala lo que hicisteis a uno de estos indefensos a mi me lo hicisteis, o no podéis servir a dios y el dinero…
Como se ve, la crisis es mucho más amplia de lo que parece, pues casi todas las instituciones están corroídas. Pero, en contrapartida, las posibilidades de encontrar salidas liberadoras son mucho mayores, pues los ídolos han de mostrar su verdadero rostro y resulta más fácil desenmascararlos.

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