“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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jueves, 3 de noviembre de 2011

Cajas, bancos y transeúntes: un claro signo de los tiempos.

Ibercaja, como otras muchas cajas de ahorros, se convierte en banco, y una de sus primeras medidas, que constituye un claro signo de los nuevos tiempos, es su decisión de arrancar las puertas de sus cajeros automáticos, a fin de que los transeúntes y los sin techo que podían encontrar cobijo en estos reducidos espacios dejen de hacerlo.
Así, las cajas de ahorro convertidas en bancos, abandonan una de las mejores obras sociales que prestaban, el de ofrecer alojo en las frías noches a estas personas que carecen de techo, y lo hacen en unos momentos en que ellas y ellos, cajas y bancos, se están convirtiendo en principales responsables de dejar a miles y miles de familias sin vivienda, mientras van acumulando un inmenso parque de viviendas vacías que mantendrán en espera de su revalorización, al tiempo que reciben inyecciones de enormes cantidades de dinero público para tapar sus deudas y sus vergüenzas, en tanto que ellos se lo niegan a pequeñas y medianas empresas, a familias hipotecadas en dificultades, ...
Una vez más vemos como el bien común cede a los intereses particulares; como unas entidades nacidas con una clara dimensión social, la abandonan para apuntarse al lado de los poderosos, de los aparentes triunfadores de la cuestión social, sin dudar en abandonar a su suerte a esos sin techo que a nadie molestaban, pero que se han convertido en la primera víctima de las cajas travestidas en bancos.

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