“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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jueves, 1 de marzo de 2012

Reforma laboral: ni siquiera el derecho a la salud


El artículo 18 del Real (vaya para qué sirve la monarquía)  Decreto-ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral. en su artículo 18, sobre extinción del contrato de trabajo, establece en su punto 5.d. que esta extinción podrá producirse “Por faltas de asistencia al trabajo, aún justificadas pero intermitentes, que alcancen el 20 % de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos, o el 25 % en cuatro meses discontinuos dentro de un periodo de doce meses”.
Vamos, traducido a lenguaje entendible, que bastará con que un trabajador falte nueve días hábiles al trabajo de forma intermitente en dos meses consecutivos , y aunque sea por causas justificadas (gripe, lumbalgias…) para que pueda ser despedido con la mínima indemnización de 20 días por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades. También se podrá quedar sin empleo por las mismas razones si falta entre 20-25 días en cuatro meses discontinuos dentro de un periodo de 12 meses. Ha bastado eliminar una frase de la anterior normativa “siempre que el índice total de absentismo de la plantilla del centro de trabajo supere el 2,5% en los mismos periodos de tiempo». Para disparar todas las alarmas, pues la eliminación de esta referencia al colectivo convierte la causa de despido en un tema exclusivamente individual, y pone en manos de los empresarios una potente arma para deshacerse de trabajadores mayores, con antigüedad, con problemas de salud… para sustituirlos por otros “más baratos” y con menos derechos. Una medida, por otra parte, que puede resultar especialmente perjudicial para las mujeres…
En fin, en cada artículo queda más claro que entiende el PP y su gobierno por una reforma equilibrada: acentuar el individualismo, para dejar a los trabajadores sin su principal fuerza: la comunitaria, la colectiva. Se trata de culpabilizar siempre a los trabajadores de los problemas (en este caso enfrentado a los “enfermos” con los “sanos” ) del mal funcionamiento de las empresas, y dejando las manos libres al empresario para que solucione ese falso problema.
Menos mal que el PP es el partido que defiende a la familia, y al que bendicen Obispos como Rouco por ello, que si no en vez del despido igual se planteaban abrir lazaretos o leproserías en que recluirlos. Entre los muchos ataques a la dignidad de la persona que entraña esta reforma, este resulta particularmente grave, ya que atenta contra un derecho básico y universal, como es el derecho a la salud, y espero que desde los sindicatos se tomen las medidas oportunas, pues es un claro atentado a los derechos humanos, incluso en su vertiente individualista, y un atentado contra la constitución que en su artículo 43 Se reconoce el derecho a la protección de la salud.

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