Con frecuencia, los responsables del gobierno del PP, tratan
de justificar sus medidas y recortes argumentando que no con la economía del
estado ocurre como con la de un hogar. Que no se puede gastar más de lo que se
tiene, y que sin unas cuentas equilibradas no es posible el crecimiento.
Se trata de una falacia económica, pero sobre todo de una
manipulación que trata de utilizar la vida familiar como argumento para
justificar lo injustificable. Si realmente se tratara de fijarse en la economía
familiar lo primero que habría que decir es que la primera preocupación de
cualquier padre o madre a cargo de una familia es garantizar la comida de sus
hijos, aunque tengan que privarse ellos de su alimento. No he visto yo a ningún
ministro o cargo político defensores de este tipo de política privarse ni renunciar
a nada; ni siquiera comprometerse con un signo como sería cobrar el salario medio,
intentar vivir algún mes con el salario mínimo…
Seguidamente, una vez garantizado el sustento cualquier
familia que se precie trata de garantizar que todos sus miembros tengan ropa,
zapatos,… que tengan cubiertas sus necesidades básicas, empezando por los que
menos tienen. Y una vez cubiertas estas vienen otras necesidades elementales
como la enseñanza, la salud… Y, sólo cuando se han cubierto las necesidades básicas,
se puede permitir los lujos y caprichos…
Además, la familia trasmite una idea de relaciones
fraternales y solidarias, en tanto que la sociedad no puede ocultar su carácter
de clase, de división entre ricos y pobres, entre propietarios de los medios de
producción, que deciden a quién contratan y a quién despiden.., y trabajadores
que dependen de ese trabajo para poder sobrevivir, o de las redes del estado de
bienestar, que el gobierno del PP se está encargando de adelgazar.
Utilizar esta metáfora de la familia para justificar sus
tropelías constituye no sólo una mentira, sino que implica prostituir la
familia, reduciéndola a una cooperativa de egoísmos, donde quien más puede
arrampla con lo de todos. Es lo que hay, por más que se sigan presentando como defensores
de la familia.
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