“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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viernes, 10 de febrero de 2012

Ni respeto, ni acato


La presidenta del Consejo General del Poder Judicial justifica trato de favor a Iñaki Urdangarin,  marido de la infanta Cristina de Borbón, con quien comparte la propiedad de las empresas por las que es acusado, señalando que “no todos los imputados son iguales, no todos los casos son tratados con la misma presión mediática...” Así que la presidenta de ese órgano entiende que la justicia es igual para todos, pero el problema es que unos son más iguales que otros.
En la misma aparición, la presidenta defiende a los jueces que han inhabilitado al juez Baltasar Garzón, y defiende la independencia de los mismos. Está que los políticos, los jueces,... viven en otro mundo y no se enteran de la creciente fractura social que se está produciendo entre la justicia, entre el cacareado estado de derecho al que aluden estos ilustres ciudadanos, y la mayoría de la población, cuyo olfato de sabiduría popular les dice que hay gato encerrado; que esa independencia es mera retórica cuando aún tenemos en mente los intereses partidistas en el nombramiento de esos órganos independientes”, aún tenemos frescas en la memoria al servicio de quién están los poderes del estado cuando, sumisos y babeantes, el ministro de economía y el propio presidente de gobierno van a rendir sus ofrendas en forma de trabajadores sacrificados a los comisarios europeos, sacando pecho de que “la reforma laboral va a ser extremadamente agresiva”.
De lo poco lúcido que he escuchado ha sido a Llamazares “ni respeto ni acato” una sentencia que parece injusta. Estos poderes políticos, ni son independientes, ni sus actuaciones injustas nos representan. Si aceptar el estado de derecho supone tragar con todas sus fantochadas, mejor hacerse insumiso y combatirlo.

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