“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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jueves, 30 de junio de 2011

San Sebastián Capital Cultural Europea en 2016 y el Sr. Belloch

Con motivo de la designación de San Sebastián como Capital Cultural Europea en 2016, se han desatado las iras de otras ciudades contrincantes, en particular las del alcalde de Zaragoza Juan Alberto Belloch, dispuesto a impugnarlas porque, en su opinión, en la elección han pesado motivos políticos. 

Las pretendidas razones de índole política que en opinión de los descontentos con la nominación de San Sebastián se basan en unas palabras del presidente del comité de selección en las que señalaba “La cultura como vehículo para la paz, para luchar contra la violencia” entre los argumentos que se apoyaba esa designación. 

Este retorcido argumento no puede ser fruto de la ignorancia, ya que San Sebastián concurría a esta competición con el eslogan: “Olas de energía ciudadana, cultura para la convivencia”. Esto es, que el eje del proyecto donostiarra era la idea de la cultura como instrumento para superar la violencia y construir la convivencia, y había sido decidido años antes de las elecciones que dieron el triunfo a Bildu. Así, en su proyecto se dicen cosas como: “San Sebastián lleva años combatiendo la barbarie desde el impulso de la cultura de la paz y la educación en valores, y reconociendo a las victimas con el apoyo cívico y ético de las instituciones y los ciudadanos…” “Necesitamos aprovechas esta oportunidad para impulsar nuestra propia reconstrucción moral y cultural”. Tampoco hay que olvidar que su mapa de la travesía cultural estaba construido en torno a tres verbos capitales: con=viviendo, con*versando, con>fluyendo y en torno a una serie de proyectos faro: semillero de paz y concordia; los ríos de la vida; mar de voces; puerto abierto; puente de tránsitos, paisaje de la (bio)diversidad; que se concretaban finalmente en diferentes programas. 

Ideas que, por otra parte, nadie cuestionó con anterioridad a la elección de San Sebastián.  Instituciones y ciudadanos que no han cambiado por el hecho de un resultado electoral distinto. Reconstrucción moral y cultural que siguen siendo un proyecto político de primer orden, que nadie debería cuestionar.
El argumento de la politicidad de la elección, así como la desmedida reacción del señor Belloch, denotan otras cosas, entre las que no son ajenas el fin del sueño faraónico del alcalde de Zaragoza, queriendo legitimar su puesto en grandes proyectos (sus socios de gobierno le hacen renunciar a las Olimpiadas, ahora se desvanece la capitalidad europea y, además, quedan sentadas las bases para que quede excluido también de la “exponabo”. Rabietas de niño mimado que no alcanza sus caprichos (a costa de las aportaciones ciudadanas).  

Otra cuestión que denota, a mi entender, es un claro analfabetismo. ¿Qué idea tiene el Sr. Belloch de la cultura y qué idea de la política? ¿La cultura como pan y circo, al tiempo que mercancía que permite ingresos extraordinarios?, ¿la política como grandes obras realizadas por grandes personajes, sin importar las necesidades de los ciudadanos y otras menudencias por el estilo que la historia no tendrá en cuenta?

Reivindiquemos y celebremos el carácter POLÍTICO de la cultura, y alegrémonos de que se le ofrezca una oportunidad a las olas de energía ciudadana para intentar poner fin a uno de los conflictos más graves de nuestro país en los últimos años. 

Utilizar la cultura como arma arrojadiza, tal y como han hecho el Sr Belloch y los representantes de otras ciudades, sí que es convertir la cultura en “política”, pero de la mala, de la que se escribe con minúsculas, de carácter partidista y totalitario, ya que reniegan de las propias bases democráticas en que se apoyan, desacreditando la voluntad popular expresada en las urnas cuando no coincide con la suya.   

Apostemos por la cultura como instrumento para superar la violencia y construir convivencia.

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