“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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viernes, 1 de octubre de 2010

¿Modernidad = esclavitud?

Escucho a Juan José Toribio, comentarista en CNN+, defender la reforma laboral, y su no rectificación por el gobierno tras la huelga, y justificarla como una pieza de la modernización: hay que seguir avanzando en la modernización via flexibilización, .... Resulta que, ahora, ser moderno es defender la vuelta a la esclavitud., volver a estar a plena disposición del todo poderoso capital. Argumenta que los verdaderos paganos de la crisis no han sido las burocracias sindicales, sino los más de 4 millones de parados, de los que responsabiliza –veladamente- a los propios sindicatos. Y para justificar su postura, se fija en Alemania y en Francia, sugiriendo que sus sindicatos son más receptivo a las medidas neoliberales que defiende, y esa es la causa de menores tasas de paro.

Por supuesto, ignora otros elementos como un modelo productivo basado en una mayor especialización y cualificación de la fuerza de trabajo; unas mejores condiciones laborales y sociales, ... La curiosidad me lleva a buscar quién es este personaje: Director del IESE Business School en Madrid, donde, además, ejerce como Profesor Ordinario (Catedrático) de Economía y Presidente del CIIF (Centro Internacional de Investigación Financiera). Ha ocupado cargos importantes como Economista del Banco de España, Director General de Política Financiera del Ministerio de Economía, y Director Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional. Actualmente, y actualmente es miembro del Consejo de Administración de Amper (multinacional española, dedicada al diseño e implantación de Sistemas de Información y Soluciones Integrales de Comunicaciones Civiles y Militares) y vocal de la Junta Directiva del Club Español de la Industria, Tecnología y Minería.
No me extraña, pues, que en su análisis de la reforma laboral acalle y desresponsabilice el papel de los empresarios y la patronal. Que mantenga ocultas e ignore las implicaciones y responsabilidades de la política económica neoliberal que él defiende en la crisis, que reconozca, en fin, que la causa del paro es la avaricia de empresarios y hombres de negocios ávidos de beneficios, para quién los trabajadores son un mero factor de producción.

Pero siento pena y desazón de pensar que personajes como este son los responsables de forma a los futuros ejecutivos y hombres de negocios. Pero a la vez me explico esa retahíla de prepotentes jóvenes ejecutivos imbuidos de ese “pensamiento único” económico, que no deja de ser la eterna sumisión al dios dinero, y para quienes el éxito en su gestión se mide por su capacidad para despedir sin pestañear, para abaratar costes de las empresas al precio que sea.
No cabe duda de que los tentáculos del poder están más extendidos de lo que creíamos, y de que tenemos más tajo del que creíamos, empezando por la batalla cultural e ideológica para devolver a su sitio a estos “expertos”, que no dejan de ser sicarios al servicio del capital.

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