“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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domingo, 17 de octubre de 2010

Envidias sanas. Movilizaciones en Francia

La ola de manifestaciones y actos de protesta en Francia, contra la reforma del gobierno Sarkozy que pretende retrasar la edad legal de jubilación de 60 a 62 años, y la de jubilación sin reducción de sueldo de 65 a 67 años, produce una serie de envidias sanas.
Envidia porque aquí, con una reforma laboral ya aprobada y mucho más lesiva para los derechos de los trabajadores (constituye una clara agresión a los derechos de los trabajadores, que los devuelve a un estado similar al de los inicios del capitalismo, con claro predominio de la burguesía capitalista sobre el proletariado obrero y que, en buena medida, implica borrar de un plumazo un siglo de lucha obrera en defensa de la dignidad de los trabajadores), y con una reforma de las pensiones en marcha, la respuesta ha reducido a un día de huelga general cuyos resultados, más satisfactorios de los esperados por las propias fuerzas sindicales, parecen estar siendo despilfarrados con el silencio desmovilizador y el desmesurado afán “negociador” de CC.OO. y UGT.
Envidia de ver como el ataque a los derechos de acceso a los derechos de jubilación, última pieza de momento en la lucha de los gobiernos europeos contra la crisis, está dando lugar a una respuesta a la altura de este momento especial de nuestra historia contemporánea. Envidia de ver cómo, lejos de lamentarse de la falta de participación y de conciencia de los trabajadores (cuestión en la que tendríamos que profundizar cuánta responsabilidad tiene el tipo de sindicalismo que se viene desarrollando) se va levantando progresivamente un movimiento social cada vez más potente, mediante jornadas y acciones de lucha y protesta diversificadas y creativas.
Un signo de esto es uno de los gritos de los manifestantes, en respuesta al empecinamiento de Sarkozy en mantener su reforma. Cantaban, así coreaban ¿Por qué vamos a ganar?, y respondían a coro “porque somos fuertes y estamos unidos”. Todo un signo que debería hacernos pensar. A mi me viene a la memoria las tres manifestaciones distintas convocadas el día de la huelga en esta ciudad: no para responder a una acción unitaria que premiara la diversidad; sino como signo de la división y falta de diálogo. Envidia, también, de observar como el movimiento se amplia con la incorporación de jóvenes estudiantes de secundaria y universitarios, que ven en esta reforma una amenaza a su futuro trabajo: ampliar la edad de jubilación significa para ellos una reducción importante de potenciales puestos de trabajo. La solidaridad intergeneracional, tan dañada por el actual modelo de nuestro sindicalismo es un eje imprescindible para reconstruir un movimiento social más fuerte y solidario.
Envidia de ver como cada vez más sectores de asalariados del sector privado (refinerías, puertos, metalurgia, etc.…) y también sectores de funcionarios participan en las acciones conjuntas, o realizan huelgas particulares en apoyo de este creciente movimiento.
Envidia de comprobar cómo, frente a los mensajes desde los círculos de poder de que las movilizaciones son una herramienta del pasado, que los sindicatos combativos pertenecen a la prehistoria, ... una mayoría de trabajadores va tomando conciencia, poco a poco, acerca de la crueldad e ineficacia de este proyecto injusto, que hace recaer el grueso del esfuerzo para salir de la crisis en el mundo del trabajo y de los pensionistas, mientras que los poderes financieros e industriales, no sólo quedan prácticamente exentos, sino que además son beneficiarios de las políticas de los gobiernos. Envidia de la opción decidida por ampliar esta movilización unitaria a través de iniciativas por todos los rincones de Francia, con encuentros con los asalariados, jubilados y parados e interpelaciones a los políticos, lo que al tiempo que posibilita la progresiva toma de conciencia, el movimiento se puede recrear en base a decisiones tomadas por los asalariados, con diferentes formas de acción y protesta, y no sólo huelgas convocadas a toque de pito, y luego si te he visto no me acuerdo.
Envidia, finalmente, porque este movimiento va redescubriendo la naturaleza del enfrentamiento de clases, del actual conflicto social, lo que posibilita comprender que la mejora de la protección social, la continuidad de la jubilación con pensión completa, unas mejores remuneraciones en el trabajo y una seguridad en el empleo constituyen las palancas decisivas para salir de la crisis. La justicia, la seguridad de la vida, la eficacia para la sociedad se fundamentan en la solidaridad y no en la confianza de un poder político al servicio de las finanzas y los intereses del capital.
Ya sé que en Francia, ni en ningún lado atan los perros con longanizas; también se que seguramente me estoy dejando llevar de mis deseos; pero no es menos cierto que ahí está una realidad que, a pesar de los intentos del poder para impedirla y desvirtuarla, sigue adelante interpelándonos y cuestionando nuestra quietud frente a las agresiones que no cesan. Y me resisto a pensar que la única razón sea que en Francia hay un gobierno de derechas y aquí uno que se denomina socialdemócrata.

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