“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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jueves, 20 de mayo de 2010

El valor simbólico de las medidas del Gobierno (ii)

d. Algunas dimensiones más de fondo. Para concluir el marco iniciado en la entrada anterior, podemos recordar algunas otras cuestiones implícitas en estas medidas:

- Que las medidas no son sólo una decisión de un gobierno, aunque que circunscriben al ámbito Europeo, e incluso global recordar la llamada de Obama a Zapatero, la víspera de hacer públicas las medidas, y que algún medio de comunicación tituló “Obama llama a Zapatero para asegurarse de que tomará más medidas para reducir déficit”[1]. Se trata, por tanto, de unas medidas auspiciadas por los principales organismos internacionales, que desde hace tiempo vienen actuando presionados por los principales lobbys financieros e industriales en defensa de sus intereses particulares.

- Se nos dice que esta política (de tipo deflacionista) está orientada a reducir el elevado gasto público y la deuda pública, presentados como los principales obstáculos a la recuperación de las economías. Esto no deja de ser un dogma liberal, pues como analiza Vicenc Navarro el déficit de Grecia, España y Portugal (países que son vistos como los más derrochadores) “se debe no al aumento excesivo del gasto público, sino a la disminución de los ingresos del Estado, resultado de la disminución de la actividad económica y su probada ineficacia en conseguir un aumento de los ingresos del Estado, debido a la resistencia de los poderes económicos y financieros”[2] Añade además, “Por otra parte, la falta de crédito se debe al excesivo poder del capital financiero y su influencia en la Unión Europea y sus estados miembros. Fue la banca la que, con sus comportamientos especulativos, fue creando burbujas que, al estallar, han generado los enormes problemas de falta de crédito. Y ahora están creando una nueva burbuja: la de la deuda pública. Su excesiva influencia sobre el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (este último mero instrumento de la banca) explica las enormes ayudas a los banqueros y accionistas, que están generando enormes beneficios. Consiguen abundante dinero del BCE a bajísimos intereses (1%), con el que compran bonos públicos que les dan una rentabilidad de hasta un 7% y un 10%”. Como bien ha dicho Joseph Stiglitz, con todos los fondos gastados para ayudar a los banqueros y accionistas se podrían haber creado bancos públicos que ya habrían resuelto los problemas de crédito que estamos experimentando.

- ¿Cuál puede ser entonces la razón de este tipo de políticas? Hay que tener en cuenta que, después de los sustos iniciales de la crisis (hay que refundar el capitalismo, …) las medidas contra la crisis se han convertido en el principal campo de batalla de la actual lucha de clases. Los grandes poderes financieros y económicos, causantes de esta profunda crisis a causa de sus políticas neoliberales de desregulación, flexibilización y redistribución negativa de la renta, ante la amenaza de ver reducido su poder, han lanzado una ofensiva en que pretende llevar al olvido su responsabilidad en la crisis, al tiempo que presentarse como únicos” salvadores posibles. Del pensamiento único pasamos a la salida única. Pero para reforzar y aumentar su poder tienen que “imitar la actuación y la capacidad de decisión de los poderes públicos para que los grandes intereses privados actúen más fácilmente y puedan ganar dinero más cómodamente. No les preocupa que no se recupere el empleo o que bajen ingresos de la población porque saben que es cuando esto ocurre cuando hay menos capacidad de respuesta social. Buscan lo que han conseguido: que el gobierno que representa a todos los españoles (le guste o no a la derecha) se ponga de rodillas y se doblegue ante los poderes financieros”[3].

En resumidas cuentas, estas medidas son resultado de ese fenómeno que hemos venido observando desde las políticas neoliberales puestas en marcha como respuesta a la crisis de los años 70, y que constituyen la peor forma de corrupción que hoy amenaza a nuestras sociedades: el secuestro de lo político por lo económico, del bien común, por los intereses del capital; de la soberanía popular por el capricho de los ricos.



[1] Ver, por ejemplo, http://www.expansion.com/2010/05/11/economia-politica/1273605336.html

“Lo que no se dice de la crisis”. Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 13 de mayo de 2010

[3] Juan Torres: Para salvar a los ricos, hunden las economías, consultado en Fundación Sistema http://www.fundacionsistema.com/news/itemdetail.aspx?id=2354&AspxAutoDetectCookieSupport=1

1 comentario:

  1. Lo que hay que tener claro es que intentar hacer una política mínimamente progresista, que ni siquiera de socialdemócrata, con el PSOE es meter al enemigo en casa: a la hora de la verdad, puñalada trapera.

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