Recorro en esta entrada algunos de los pasajes de Gran Scala, y que vienen a mi memoria cada vez que los medios hablan de Eurovegas como la varita mágica para crear empleo, y citan a otro personaje peculiar y poco escrupuloso como Sheldon Adelson, magnate de casinos, tragaperras, hoteles y otros negocios de dudosa legalidad, que ya ha comenzado a subastar su negocio al mejor postor…
Se trataba de una idea abanderada fundamentalmente
por el PAR, que la trajo de EE.UU. a través de su oscuro presidente y cacique
turolense, José Ángel Biel, quien llegó a afirmar que era el proyecto más importante
en Aragón desde los Reyes Católicos. Eso sí, conto con la anuencia del gobierno
socialista, así como la del PP, que simplemente la utilizó para desgastar al
gobierno socialista, sin oponerse realmente. Ambos dos subidos al carro del
oportunismo.
La implicación política del gobierno de Aragón fue una
constante: No sólo la firma del presidente (Marcelino Iglesias) en el
protocolo; además el vicepresidente (José A. Biel) actuaba como portavoz y
avalista de ILD, y el consejero de Industria, Comercio y Turismo (A. Aliaga) como
agente inmobiliario de un montaje que cada vez resultaba más turbio, al tiempo
que despedía aires de vodevil. Sin embargo resultaba imprescindible para llevar
a cabo los cambios legislativos necesarios (se cambió la Ley del Juego para
soslayar los “problemillas legales” que pudiera tener como lo calificó Biel. En concreto se aprobó, con el apoyo de PSOE y
PAR, y la abstención del PP, la Ley de Centros de Ocio de Alta Capacidad que,
de haberse construido Gran Scala, se hubiese convertido en una “ciudad privada”,
pues se le quitarían las competencias al ayuntamiento y sería gobernada por un
consorcio que la gobernaría, con sus
propias normas urbanísticas y un ordenamiento jurídico especial, lo que supondría que no tendrían
que respetarse los derechos de los trabajadores, ni aplicarse la negociación colectiva,
o fijarse sueldos por debajo del límite legal…); o para adoptar medidas
administrativas necesarias (declaración de proyecto supramunicipal, que
favorecía expropiaciones,…) y seguramente porque los promotores esperaban una
mayor implicación (el regalo de los terrenos y su recalificación; utilizar la
imagen del gobierno de Aragón para obtener fondos,…).
Esta implicación que era “engrasada” con viajes y fiestas
para celebrar el negocio milagroso (la
prensa citó estancias en lujosos hoteles de Paris…) tenía contrapartidas
como la “ceguera” voluntaria y una enorme
falta de escrúpulos ante lo que ya eran evidencias manifiestas: la
insolvencia económica de la empresa promotora, su insolvencia moral, y no sólo
por el contenido del proyecto, sino sobre todo por el talante delictivo, cuasi
mafioso, de sus directivos.
La estepa de Monegros se iba a convertir en 'Las
Vegas' europeo para que millones de personas se dejasen la pasta entre ruletas
y barajas, pero quedaba un paso, que iba a convertirse en uno de los episodios
más escabrosos: la búsqueda de terrenos, mediante la cual se enfrentó a unos pueblos
con otros, como ahora quiere hacer Eurovegas, prometiéndoles un futuro y esas
oportunidades que tantas veces les han prometido. Finalmente, se eligió Ontiñena,
un pueblo oscense, y se puso el ojo a algo más de mil hectáreas por las que
iban a pagar unos siete millones de euros en cuatro plazos.
International Leisure Development (ILD) pagó el primero, que ascendía a 1,2 millones,
y luego solicitó un aplazamiento de los siguientes pagos hasta que encontrasen
inversores. Pero fueron venciendo los plazos, sin que ILD los hiciera efectivo,
hasta que el tinglado se desvaneció. Los agricultores de Ontiñena se quedan con
sus tierras y con la primera paga. Son los únicos que han ganado algo en esta
chapuza, y ello a costa de ver una vez más como sus sueños y esperanzas de un
futuro para esta zona se frustraban. También ganan algo aquellas instituciones
que apoyaron el no a este proyecto, defendiendo otros valores (desarrollo sostenible,
desarrollo humano, dignidad de las personas…) sigan defendiéndolos y no dejar también
en la estacada a las gentes de estas tierras monegrinas a las que José A.
Labordeta dedicó estos versos:
“Nada saben los pájaros de sombra. / Huyen, vuelan,
posan su lentitud /
Sobre la clamorosa distancia del olvido. / Sólo
el viento / Los devuelve a la vida.”
Por su parte, ningún político ha dado la cara por
este fiasco. Ni PSOE ni PAR ni PP. Nadie quiere reconocer que hicieron el
pardillo y se fiaron de una pandilla de mafiosos. Gran Scala se fue a cascala. Esperemos que los
territorios madrileños que esperan el milagro de Eurovegas tomen en cuenta las
enseñanzas de esta nuestra historia reciente y actúen en consecuencia. Por mi
parte, Gran Scala a cascala, eurovegas, también.
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