“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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jueves, 9 de agosto de 2012

Asalto a supermercados, miedo a la libertad y Cristo


El Sindicato Andaluz de Trabajadores, en el marco de su campaña de movilizaciones contra los recortes,  organizo una "expropiación alimentaria" en dos supermercados, consistente en cargar carros con alimentos y artículos de primera necesidad para entregarlos a bancos de alimentos de la zona; medida que consideran como un acto simbólico para llamar la atención sobre lo que realmente está pasando en Andalucía, donde el 35 por ciento de las familias de las grandes ciudades está por debajo del umbral de la pobreza. Una acción que el SAT considera necesaria y que probablemente volverá a repetirse, porque alguien tiene que hacer algo para que haya familias que puedan comer todos los días.  

Acción con la que se quiere significar que rescatar a las personas debe ser la prioridad en estos tiempos de crisis. Evitar que las familias pierdan sus casas, darles vivienda de inmediato a quienes la hayan perdido; evitar que se pierdan más empleos, prohibir de inmediato los despidos y los cierres de empresas e impulsar planes públicos de empleo; dejar de regalar dinero a los bancos, exigir la devolución inmediata de todos los fondos públicos entregados y nacionalizar la banca; bajar el IVA, subir los impuestos a los más ricos, perseguir el fraude fiscal... y por supuesto, entregar gratuitamente alimentos de primera necesidad a aquellas personas que no tienen nada. 
Tras esa acción el ministro del  Interior, miembro numerario del Opus Dei, dió la orden de detener a los activistas que participaron en la misma. Esta mañana nos enteramos que han sido detenidos ya dos de las personas que participaron. Como decía Alberto Garzón en twitter: “Qué rápido se actúa contra el débil cuando hace algo para hablar del hambre”.
Según señala el sindicato, la orden y las detenciones se produce debido a las presiones de Juan Roig (dueño de Mercadona) y de Ignacio García Magarzo (presidente de ASEDAS, la patronal de las grandes superficies). Así pues, el ministro se erige en defensor de la "santa" propiedad y ordena el arresto sin siquiera haberse presentado aún denuncia  y sin que un juez haya abierto diligencias. ¿No era esto un Estado de Derecho con separación de poderes?
Señalar la gravedad de esta situación, especialmente en un contexto en corrupción ante la que el gobierno permanece impasible (¿será porque le salpica más de lo que pensamos?), y obstaculiza su investigación, incluso castigando a los funcionarios que se han mostrado eficientes en sus averiguaciones, como en Baleares; en el que los bancos han estafado millones de euros, sin que se tomen medidas; en el que se ha engañado a los inversores con operaciones como las preferentes que han resultado ser un robo… En un contexto en el que se rescata a los bancos que han dejado ya a más de 300.000 familias sin un hogar mediante desahucios inhumanos que se producen todos los días; se deja en paro a cerca de seis millones de personas (un millón y medio en Andalucía), muchos de los cuales no reciben ninguna prestación; se nos sube el IVA al mismo tiempo que Rajoy aprueba una amnistía fiscal para los defraudadores; se les regala decenas de miles de millones de euros de dinero público, dinero de todos y de todas, a los bancos y siguen sin dar créditos a PYME's, autónomos y particulares; se recortan derechos y prestaciones sociales como si fueran los culpables de la crisis; se les quita la paga extra de navidad a los empleados y empleadas públicos para darle a Bankia 23.465 millones de euros, el rescate bancario más caro de la historia del Estado español...
La pregunta ante estos hechos es porqué el gobierno (los gobiernos) tiene tanto miedo a este tipo de acciones. La clave está en que los poderes tienen miedo a la libertad. Los poderes nos quieren siervos del poder, del dinero, del sistema de algún dios o ídolo.
La libertad, en un contesto de desigualdades e injusticia, apuesta por la integración y no la división, es una libertad para el servicio, dirigida a abolir cualquier género de dominio, de autoritarismo déspota, del poder explotador. La verdadera libertad es una libertad al servicio de la fraternidad universal.
Los cristianos encontramos en Cristo el símbolo de esa libertad, pues la suya fue una libertad, que no es huida, ni evasión, sino una libertad que conduce a la encarnación solidaria, a hacerse siervo y mártir por el pueblo. Una libertad, que lleva a morir, como el grano de trigo, para que nazca la comunidad fraterna.  Una libertad rebelde que asume los conflictos y las contradicciones del hombre viejo, autosuficiente.
Esta libertad tiene consecuencias. Así, en Cristo crucificado descubrimos la reacción de los poderes y la suerte que puede correr quien asuma esa libertad radical. En Cristo resucitado se nos revela el sentido profundo de la libertad: la vida plena para todos. También en la vida y obra de Jesús descubrimos el camino que hace posible esa libertad: la pobreza evangélica; el desprendimiento voluntario de las ataduras que nos impiden llevar adelante ese Proyecto de Liberación, que nosotros llamamos Reino de Dios.

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