“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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viernes, 2 de septiembre de 2011

¡Qué buenos son los ricos que quieren que les suban los impuestos!


Oímos estos días que algunos ricos de Alemania, Francia,... piden a sus gobiernos que les suban los impuestos. Como de costumbre, los medios de comunicación tratan este tipo de noticias desde el sensacionalismo e impiden cualquier ejercicio de pensamiento crítico. Sin entrar a valorar las razones que han movido a esta reacción de un reducido grupo  de “ricos” (nótese que esta expresión que no alude a la fuente de su riqueza como lo harían otras como capitalista, banquero, empresario, rentista,...) si que conviene dejar constancia que, en general, la riqueza de los ricos tiene mucho que ver con la crisis que padecemos y el empobrecimiento que padece una buena parte de los trabajadores (fundamentalmente a través del paro y la precariedad –cuyo objetivo último es maximizar los beneficios a corto plazo-  y de los recorte en gastos sociales, una de cuyas causas radica en la escasa tributación de los ricos; ...
Por eso, me parece oportuno traer a este artículo algunas reflexiones del director de cine estadounidense Michael Moore que pueden resultar esclarecedoras:   

“Amigos: De tanto en tanto, alguno de los que aun no han cumplido 30 años me pregunta: ¿Cuándo comenzó todo esto, ..? Me dicen, he oído decir que hubo un tiempo en que la gente trabajadora podía mantener una familia y mandar los chicos al colegio con solo el ingreso de uno de los padres... En que todo aquel que quería tener un trabajo decentemente pagado, lo conseguía. En que la gente trabajaba solo cinco días por semana, ocho horas por día, que disponía libre e íntegramente su fin de semana y que tenía vacaciones pagadas todos los veranos. Que en todos los trabajos había sindicatos, desde los reponedores de los mercados hasta el muchacho que pintaba tu casa y no importaba cuan modesto fuere tu trabajo, tenías asegurada una jubilación, ascensos ocasionales, seguro de salud y alguien que te defendiera si eras maltratado.
La gente joven ha oído hablar de ese mítico tiempo ¬ pero no era un mito, era realidad. Y cuando me preguntan ¿Cuando terminó aquello? Les contesto: “Terminó el 5 de agosto de 1981” En esa fecha hace treinta años, los Grandes Empresarios y  la Derecha decidieron lograrlo... decidieron destruir la clase media para poder ser más ricos. ¡Y lo lograron!
El 5 de agosto de 1981, el presidente Ronald Reagan despidió a todos los afiliados del  sindicato de Controladores del tráfico aéreo (PATCO) que desafiaron su orden de volver al trabajo y declaró ilegal su sindicato.Habían hecho una huelga de dos días.
Había sido un movimiento valiente y temerario. Además, PATCO había sido uno de los únicos tres sindicatos que habían apoyado a Reagan para presidente. De modo que produjo un shock  que se transmitió como un tsunami entre los trabajadores. Si hacía ésto a los trabajadores que lo apoyaban ¿ qué cabría esperar para los demás?
Reagan había sido respaldado por Wall Street en su carrera hacia la Casa Blanca y, junto  a  la derecha cristiana, querían reestructurar los EE.UU. dando marcha atrás a la corriente que intentaba  mejorar la vida de la clase media.
Los ricos odiaban cada vez más pagar impuestos.  Despreciaban a los sindicatos. La derecha cristiana odiaba todo lo que sonara a socialismo o a darle una mano a las minorías o a las mujeres. Reagan prometió terminar con todo eso. De modo que cuando los controladores aéreos declararon la huelga, encontró el momento oportuno. Despidiendo a cada uno de ellos y declarando a su sindicato fuera de la ley. Con ello enviaba un mensaje claro y contundente. Los tiempos en que la clase media tenía un pasar confortable se habían terminado. Desde ese momento los EE.UU. seguirían este camino:
  • Los super ricos, lo serían más, mucho, mucho más y el resto se disputaría las migajas que ellos dejaran caer.
  • Todo el mundo deberá trabajar. Mamá, papá, los adolescentes en su casa. Papá tendrá un segundo trabajo. A los chicos se les entregará la llave de la casa. Los padres llegaran a casa a tiempo para acostarlos
  • Cincuenta millones de ciudadanos no tendrán seguro de salud. Y las compañías de seguros de salud decidirán a quién quieren atender o no.
  • Los sindicatos son el demonio. Usted no deberá afiliarse a un sindicato. Usted no necesita abogados. Cállese la boca y vuelva al trabajo
  • ¿Usted quiere ir al colegio secundario? No hay problema ¬ solo firme aquí y se endeudará con el banco durante los próximos veinte años.
  • ¿Qué? ¿Un aumento de sueldo? ¡Vuelva a su trabajo y cállese la boca!
 Y así fue. Pero Reagan no podría haber impulsado solo esto en 1981. Tuvo una buena ayuda. La AFL-CIO, la organización sindical más importante de los EE.UU., llamó a sus miembros a romper con los controladores de tránsito aéreo y volver al trabajo. Y fue lo que hicieron la Unión de pilotos, los despachantes de vuelos, los  conductores  de transporte aeroportuario, los maleteros, ... todos rompieron la huelga. Y ese fue el principio del fin.
Reagan y los republicanos se dieron cuenta de que podían seguir adelante con todo, y lo hicieron. Les redujeron los impuestos a los ricos. Hicieron más difícil organizar un sindicato en su lugar de trabajo. Eliminaron las reglamentaciones de seguridad laboral, ignoraron las leyes antimonopolios y permitieron que cientos de empresas se fusionaran o fueran compradas y cerradas. Se congelaron los salarios y amenazaron con trasladarse a países de ultramar si los trabajadores no aceptaban salarios más bajos y menos beneficios. Y cuando los trabajadores aceptaron trabajar con menores remuneraciones, ellos de todas maneras, trasladaron sus empleos  a ultramar.
Y los norteamericanos  siguieron paso a paso este camino. Hubo alguna pequeña oposición o contraataque. Pero las “masas” no lograron levantarse para proteger sus empleos, sus casas, sus escuelas (que solían ser las mejores del mundo). Solo aceptaron su destino y aguantaron los golpes.
Me he preguntado a menudo que hubiera pasado si hubiéramos dejado de volar, en aquel momento, en 1981. Si todos los sindicatos le hubieran dicho a Reagan “Devuélvales sus trabajos a los controladores o tiraremos el país abajo!” Usted sabe lo que hubiera pasado. La élite corporativa y Reagan, su delfín, hubieran dado marcha atrás. Pero no lo hicimos, Y así poco a poco, golpe a golpe, os dueños del poder han destruido la clase media y de paso han arruinado el futuro de la juventud. Los salarios han permanecido estancados en los últimos treinta años. Fíjense en las estadísticas y podrán ver que cada una de los declives que estamos sufriendo tienen su origen en 1981.
Todo comenzó un día como hoy hace treinta años. Uno de los días más negros de la historia. Y dejamos que nos sucediera. Tenían el dinero, los medios y la policía. Pero nosotros éramos 200 millones. Pregúntese que hubiera pasado si 200 millones  hubieran tomado conciencia y amado a su país, su vida, su trabajo, sus fines de semana, su tiempo junto a sus hijos.
¿Nos hemos sublevado? ¿Qué estamos esperando? Olvídense del 20% que apoya al Tea Party- nosotros somos el otro 80%. Este declive sólo terminará si nosotros lo pedimos. Pero no sólo a través de un mensaje on line o un tweet. Vamos a apagar el televisor y el ordenador y los videojuegos y a salir a las calles.
Necesitamos que también los demócratas dejen de recibir dinero de las corporaciones o se aparten.
Los planes de  Wall Street son claros. Norteamérica será una nación con Quienes tienen mucho y Quienes no tienen nada ¿Le parece bien? ¿Porqué no detenernos a pensar sobre los pasitos que podemos ir dando para cambiar esto a nuestro alrededor, en el barrio, en el lugar de trabajo, en la escuela? ¿Hay algún día mejor que el de hoy para comenzar? Suyo. Michael Moore.

Esta ideas ¿son aplicables aquí? aunque nos duela que se llame clase media a un importante sector de trabajadores, ¿pero responde a la realidad?... ¿También nosotros estamos atemorizados y presos? ¿Qué acontecimientos son los que nos atemorizan?...

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