“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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miércoles, 23 de marzo de 2011

Seis muertos y un herido en accidente laboral en Teruel


Seis trabajadores del servicio de extinción de incendios han fallecido y otro ha resultado herido al estrellarse el helicóptero en el que viajaban en Teruel. Todos ellos pertenecían a una brigada antiincendios que había partido de la base de Alcorisa (Teruel) para tratar de apagar un conato de incendio en la zona de Villel. Los fallecidos han sido: Albert B. de 38 años (piloto de la aeronave); Rafael A. O. de 40 años (Agente de Protección de la Naturaleza) y Ángel A. C. de 39 años, Angust T.G. de 35 años, José Ramón M.S. de 24 años, y Francisco Javier B.O. de 33 años (brigadistas). El herido es también brigadista. 

Este accidente, de unos trabajadores “servidores” de la comunidad, nos sirve de motivo para recordar la existencia de una cultura de la gratuidad como alternativa de contraste a la cultura dominante en nuestro entorno.

En medio del dolor que nos produce la muerte de estos trabajadores, encontramos una luz que nos recuerda que todos tenemos necesidad de la gracia, de la gratuidad, la cual aparece como alternativa de contraste frente a la cultura, que ha creado un modo de ser y pensar que mira casi exclusivamente a la eficacia, al rendimiento, a la productividad y a las relaciones comerciales.  Su muerte nos puede servir de recordatorio de que lo esencial en la vida es el amor, la entrega gratuita a los demás, a fondo perdido, sin calcular sus consecuencias o rentabilidad.

Tal vez, su último acto de servicio haya sido el convertirse en signo salvador para muchas personas quemadas en lo profundo ser, por falta de esperanza y de sentido en sus vidas.

Dentro de ese sin sentido que el cristianismo trae al mundo,  celebrar la muerte de unos compañeros de trabajo es también celebrar la vida de entrega y de servicio, pues su entrega y sacrificio, al igual que el de Jesús, y el de tantos otros testigos del Pueblo de Dios, sólo podemos entenderlo desde en su clara opción por la vida; hoy, esa defensa de la vida también abarca la necesidad de desalinear y liberar al hombre en lo profundo de su ser, mostrando esos testimonios de un amor que no puede comprarse en los comercios de las grandes superficies, que es inútil para la sociedad, pero que sin embargo sigue siendo el motor que mueve el mundo.

¡Que los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y de la lucha, descansen en paz!

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