“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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sábado, 22 de marzo de 2014

TÚ PUEBLO ESTÁ EN MARCHA, ¡VEN SEÑOR! Salmos a bote pronto

Señor,
estos días, una parte del pueblo, un pequeño resto de Israel,
se ha puesto en marcha, de nuevo rumbo a la tierra prometida.
 
Un pueblo solo y abandonado, corruptos empeñados en lavar su imagen;
por nuevos fariseos, sindicalistas de hoy, aferrados a su silla
buscando recoger las migajas de un sistema en descomposición;
por la jerarquía y el clero, ocupadas en sus rezos,
tratando de fabricar imágenes de dioses que consuelen…

Un pueblo en marcha Señor, solo,
acompañado de pequeños profetas, perseguidos, denigrados, condenados;
un pueblo de siervos inútiles, expulsado de las fábricas y de los talleres,
de las minas, de los campos de la mar, de los hospitales, de las escuelas…;
un pueblo transfigurado en tú imagen, reveladora de amor y misericordia.

Un pueblo, Señor, en marcha, porque que nos han robado nuestros sentimientos y emociones
nos quieran cuerpos dóciles, privados de toda libertad que no se al de mercado,
de toda elección que no sea la que ya han hecho autoridades y poderosos;

Un pueblo Señor exiliado en ciudades supervigiladas,  
privados de toda intimidad y libertad; ¡tu pueblo está preso bajo un régimen policial!
y tu rostro maternal y amorosos, ha sido sustituido por el miedo al gran hermano.

Un pueblo Señor, cuyos hijos son controlados y disciplinados,
en universidades y escuelas que reproducen esclavos castrados en su conciencia;
un pueblo ultrajado, señor, en modernos lugares de trabajo,
un pueblo anestesiado y drogado,
predispuesto a aceptar malas condiciones y bajos salarios;
manipulado con los avances de la ciencia, moldeado como autómatas,
resignados al aburrimiento y al tedio.

Un pueblo, Señor, de mujeres maltratadas y violadas,
a las que se les sigue negando su autonomía y libertad, la diferencia en la igualdad.
un pueblo de emigrantes convertidos en chivos expiatorios,
arrojados sin alma a los píes de los caballos.

Pero hoy Señor, este pueblo está en marcha
y seguro que a pesar del bullicio de los medios y la ciudad
sus gritos se alzan hasta tus oídos, ¡acógelos señor, en ti infinita misericordia!
y regálanos tu mirada bondadosa, la única capaz de restañar tantas herdidas,

la única de recrear nuestra vida y libertad. 

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