Cuando un gobierno
trabaja para legisla para defender los intereses de los poderosos, miente y se
inventa eufemismos para designar las cosas; tomando al pueblo por ignorante y tonto.
Cuando la realidad (el
paro, la pobreza, la precariedad…) no se puede cambiar se cambia el lenguaje (brotes
verdes, salimos de la crisis…) haciendo gala de absolutismo y totalitarismo.
Cuando no se tienen
argumentos ni razones, se incrementa la represión y la violencia institucional
contra los pobres; se ejerce el terror desde los aparatos del estado para
intentar amedrentar a los ciudadanos, para quebrar posibles brotes de unidad y
de acción liberadora…
Cuando la corrupción campa
a sus anchas entre las élites política y económica, se secuestra y prostituye la
justicia, se manipula a los cuerpos policiales, se sanciona a los funcionarios
que pretenden ejercer su funciones de control, se sustituyen por cargos de confianza…
Cuando los políticos
sólo se ocupan de sus intereses y de los de sus amigos poderosos, el pueblo
está obligado a organizarse para defender y construir el bien común y la
solidaridad, aunque para ello deba defenderse de la violencia que ejerce un
poder que, a la vista de sus actuaciones, ha perdido cualquier legitimación que
le hubiera podido conceder el voto de los ciudadanos, incluso con una mayoría
absoluta…
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