“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

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viernes, 20 de noviembre de 2015

El negocio de los bombardeos

Si también tú reconocieras hoy lo que conduce a la paz. Pero eso ahora está oculto a tus ojos. (Lc 19, 42
Dicen que para acabar con el ISIS, o el Daesh, o el Estado Islámico, que ni siquiera se ponen de acuerdo con su nombre, van a acabar con sus fuentes de financiación. Y digo yo que podría habérseles ocurrido antes, a no ser que tuvieran sus razones para no hacerlo, por lo que sospecho, solo sospecho, que en su fundación, como ocurrió con los talibanes o Al Qaeda, así por poner algún caso, anduvieron las habilidosas aunque sucias manos de algunos servicios secretos de cuyo nombre no quiero acordarme.



Dicen que van a cortar las ventas de petróleo en el mercado negro. Es verdad que el crudo es bastante negro, pero se me ocurre que eso de comprar petróleo no es negocio que le vaya a la gente de mal vivir, o sea, a los delicuentillos que suele pescar la policía, porque dadas las cantidades que se manejan y la necesidad de contar con grandes estructuras para almacenarlo o transformarlo, como no sean grandes empresas, no se ve quien puede hacerlo. Tampoco parece que los compradores sean estados, ni siquiera los llamados del eje del mal, como Corea del Norte o Irán, y ni siquiera Venezuela, porque si lo hicieran ya veríais los grandes titulares en la prensa del sistema, o sea, en casi toda la prensa mundial, sobre el estraperlo del petróleo. Así que la cosa es clara, basta con echarle una ojeada a las petroleras.

Únese a esto lo de controlar los donativos y transferencias monetarias, que, por cierto, no se transportan en camello a través del desierto, sino a través de operaciones bancarias, por lo que es cosa fácil de comprobar. Es verdad que son muchos más los bancos que las petroleras, pero los bancos centrales son menos y puestos a la faena, no parece cosa difícil...

Añadamos a lo anterior la cosa de la compra de armas, que aquí son muchas menos las empresas que las hacen y alguien debe saber como van dar los kalasnikof a manos de los Isis o de los terroristas de París, como, por ejemplo, Putin. Se mira la serie y el número del arma (si no lo han borrado) y se sabe quien lo compró y, a partir de ahí, quien se lo facilita a los energúmenos de París.

Eso sí, si os fijáis un poquillo, veréis que la existencia y subsistencia del EI, o como se llame, depende de unas cuantas multinacionales. Pero como lo del negocio y el hacer dinero es cosa buena y honrada, nadie se atreve a meterse con ellos.

Porque si lo hicieran, no solo se acabaría el negocio del petróleo de estraperlo, sino también el de algunas bancos y el de algunas fábricas de armas, y eso sin contar con el negociazo de los bombardeos, que hay que ver qué contentos se han puesto los fabricantes de armas con la solución de Hollande y compañía de arreglar el asunto matando a bombazos a más sirios, y por eso han subido en la bolsa sus acciones como la espuma.

Pero, ¡ay!, es que si algún político se atreve a meterse con tan prominentes señores, aparte de ser evidentemente un antisistema y un sospechoso bicho de izquierdas, tiene menos posibilidades de hacer carrera y seguir en el poder que las que tengo yo de que me elijan Patriarca de Constantinopla.

Juan García Caselles