“Son tiempos donde todos están contra todos, donde nadie escucha nadie, tiempos egoístas y mezquinos donde siempre estamos solos” Fito Páez

Páginas

lunes, 24 de enero de 2011

Las pensiones. Verdades y mentiras de una reforma. Miren Etxezarreta

El pasado viernes 21 de enero el grupo A Zofra de Zaragoza, junto a otros colectivos sociales, organizó una conferencia en principio dedicada a las pensiones y a la reforma laboral, pero que, afortunadamente, se limitó al tema de las pensiones: de forma amena y sencilla, pero con gran perspicacia y profundidad, Miren fue desgranando los entresijos y mentiras de un tema candente, y en el que tanto nos jugamos, especialmente los jóvenes recién incorporados al mercado laboral o en vías de hacerlo.
 A continuación, quien tenga interés puede ver y escuchar la conferencia. Es larga, poquito más de una hora, pero merece la pena. Tomo prestado el vídeo de la página web del Semirari Taifa, a la que Miren remitió al final de su intervención, para poder consultar los informes, …

Las pensiones. Verdades y mentiras. (Miren Etxezarreta) from josan on Vimeo.

sábado, 15 de enero de 2011

¡Indignaos! ¡Cabrearos!

“Indignez Vous!” es un librito (folleto) de 32 páginas (diecisiete considerando el texto propiamente dicho) editado por «Éditions indigene» (www.indigene-editions.fr) en una colección llamada “los que marchan contra el viento” (“ceux qui marchent contre le vent”) nombre simbólico, tomado de unos indios norteamericanos, que está teniendo un importante éxito de ventas en Francia.
Su autor es Stéphane Hessel de 93 años, nacido en Berlín en 1917 aunque su familia se trasladó a París cuando tenía siete años. Tras la victoria nazi de 1940 se unió a la Francia libre de De Gaulle en Londres; de vuelta clandestinamente en 1944 al París ocupado fue detenido por la Gestapo y deportado; pasó entre otros por el campo de concentración de Buchenwald. En la posguerra ingresó en la diplomacia y, destinado en las Naciones Unidas, fue uno de los 12 padres de la Declaración universal de Derechos del Hombre de 1948. Ha sido Premio por la Paz de Naciones Unidas y Premio Unesco-Bilbao de Derechos Humanos.
Lo primero que llama mi atención es el éxito de un escrito de carácter político, lo que me da pié a pensar que su contenido conecta con el cabreo general que se viene imponiendo entre muchos ciudadanos, especialmente por las medidas que se vienen adoptando contra la crisis. Además este éxito puede estar relacionado con:
·         la sencillez con que aborda las cuestiones, especialmente la crisis y esa maraña de intereses económicos y políticos que la envuelven, y que no sólo sirve de coartada para proponer unos “cambios estructurales” que no tienen otra finalidad que hacer que “los de abajo” sufran y paguen las consecuencias de una crisis que no han provocado, sino que además hacen que los ciudadanos quedamos reducidos a súbditos de un nuevo absolutismo.
·         la “novedad” de las propuestas, ya que no se limita a repetir ese discurso de inevitabilidad con el que nos machacan los medios de comunicación y los políticos, sino que conecta con la experiencias recientes y contribuye a recuperar la dignidad ciudadana; los elementos clave de esa propuesta serían:
·         La denuncia la actual dictadura internacional de los mercados financieros, que amenaza la paz y la democracia. No estamos sometidas a la ciegas fuerzas del destino y el progreso, sino que existen culpables, enemigos, lo que sin duda contribuye a la indignación y a la resistencia.
·         La indignación ante la injusticia como fuente de conciencia; que es indignación política; la mirada lúcida y la reflexión crítica sobre la realidad; la participación y el protagonismo popular; la insurrección pacífica contra el desprecio al débil, la insolidaridad o la exaltación del dinero;  el rechazo del consumismo y la competencia, etc..
·         Un mensaje creíble de que se pueden cambiar las cosas, apelando a un noble sentimiento que anida en todos nosotros: la rebelión contra la injusticia
·         Además, en la realidad francesa, invoca ciertos resortes sentimentales relacionados con la Resistencia y su lucha contra el nazismo, la guerra mundial, la refundación de la república, capaces de avivar esa indignación
En las siguientes reflexiones intentaré presentar los contenidos destacando dos bloques de cuestiones que, entiendo pueden ser importantes desde un punto de vista del compromiso:
a)   El proyecto político y su pedagogía. A lo largo del artículo el autor vierte una serie de opiniones que, a mi entender, configuran piezas importantes de ese puzle que debemos resoalver, la elaboración de un proyecto político y la pedagogía adecuada para el mismo. En ese sentido destacaría los siguientes elementos:  
·         Importancia de la memoria histórica. Por una parte, recuerda que “El motivo básico de la Resistencia era la indignación”, y que esa indignación fue la les impulsó a oponerse al nazismo, y que le sirve para reivindicar para hoy ese espíritu de indignación contra toda injusticia. Por otra parte, rememora cuestiones programáticas de entonces (educación pública para todos, seguridad social, jubilación digna, que los intereses públicos primen sobre los privados, prensa independiente...) y que a pesar del tiempo transcurrido siguen siendo válidas y defendidas, pues están en peligro
·         Alerta contra la ceguera y contra la indiferencia; admite que hoy los motivos para la indignación están menos claros que en otro tiempo, pues vivimos en un mundo complejo, interdependiente, interconectado, pero llama a educar la mirada “... en este mundo, hay cosas insoportables. Para verlas, hay que mirar bien, hay que buscar. Digo a los jóvenes: buscad un poco, las vais a encontrar. La peor de las actitudes es la indiferencia, decir: yo no puedo hacer nada, a mí ya me va bien. Comportándoos así perdéis uno de los elementos esenciales que nos hacen humanos: la facultad de indignación y de compromiso que es su consecuencia”.
·         Propone una política basada en principios y valores: Invoca los principios establecidos en 1944 por el Consejo Nacional de la Resistencia para la Francia liberada el  Consejo había puesto a punto un programa (...) proponiendo para la Francia liberada un conjunto de principios y de valores sobre los que reposaría la democracia moderna de nuestro país”. Entre ellos cabe mencionar: “El interés general debe primar sobre el interés particular, el reparto justo de la riqueza creada por el mundo del trabajo ha de primar sobre el poder del dinero. La Resistencia propone una organización racional de la economía que asegure la subordinación de los intereses particulares al interés general y rechace la dictadura profesional instaurada a imagen de los estados fascistas”. En ese sentido se desarrollaron otras medidas como:
  • Un programa completo de Seguridad Social, dirigido a asegurar a todos los ciudadanos los medios de existencia en todos los casos en que sean incapaces de obtenerlo por su trabajo;
  • una jubilación que permita a los trabajadores mayores acabar dignamente sus días.
  •   ... la vuelta a la nación de los grandes medios de producción monopolizados, fruto del trabajo común, las fuentes de energía, las riquezas del subsuelo, las compañías de seguros y los grandes bancos;
  • la instauración de una verdadera democracia económica y social, implicando la privación a los grandes feudos económicos y financieros de la dirección de la economía”
  • De esos principios y de esos valores, tenemos necesidad hoy más que nunca. Nos corresponde velar todos juntos para que nuestra sociedad siga siendo una sociedad de la que estemos orgullosos: no esta sociedad de sin papeles, expulsiones, sospechas respecto a los inmigrantes; donde se ponen en cuestión las jubilaciones, las conquistas de la Seguridad Social;  donde los medios de comunicación están en las manos los ricos; cosas que nos habríamos negado a aprobar si hubiéramos sido verdaderos herederos del Consejo Nacional de la Resistencia”.
·         Hace preguntas pertinentes: Preguntas que pueden ayudar a tomar conciencia de la realidad. Se atreven a decirnos que el Estado ya no puede asegurar los costes de estas medidas sociales. Pero, ¿cómo puede faltar hoy el dinero para mantener y prolongar estas conquistas cuando la producción de riqueza ha aumentado considerablemente desde la Liberación, el período en que estaba arruinada Europa?
Junto a esas preguntas, se plantea las causas de retroceso que venimos experimentando en estos comienzos del siglo XXI. “Este retroceso, lo explico en parte por la presidencia americana de George Bush, el 11 de septiembre, y las consecuencias desastrosas que extrajeron los Estados Unidos, como esta intervención militar en Iraq. Tuvimos esta crisis económica, pero no iniciamos una nueva política de desarrollo. Lo mismo, la cumbre de Copenhague contra el cambio climático no permitió comprometer una verdadera política para la preservación del planeta”.  
·         Denuncia prácticas de injusticia y señala sus consecuencias:
  •  Los bancos privatizados se muestran sobre todo preocupados por sus dividendos y los altos salarios de sus dirigentes, no por el interés general. La brecha entre los más pobres y los más ricos nunca fue tan importante; y la competición por el dinero nunca estuvo tan animada”.”
  • La actual dictadura internacional de los mercados financieros amenaza la paz y la democracia” por lo que es necesaria “una insurrección pacífica contra el consumo masivo, el desprecio por los débiles y la competencia de todos contra todos”.
  • “El poder del dinero, que tanto combatimos, nunca fue más insolente y egoísta, con servidores en las más altas esferas del Estado”.
  • Identifica dos grandes desafíos: Lejos de un pensamiento único, su visión de la realidad le lleva a destacar desafíos: la inmensa brecha entre pobres y ricos que no deja de crecer y los derechos humanos y la salud del planeta.
  • “la inmensa brecha entre pobres y ricos que no deja de crecer. Es una innovación de los siglo XX y XX Ì. Los más pobres en el mundo de hoy ganan menos de dos dólares al día. No podemos dejar que esa brecha siga ampliándose aún más. Sólo este hecho ya debería generar un compromiso”.
  • “Los derechos humanos y el estado del planeta (...) No resisto las ganas de citar el artº 15 de la Declaración Universal de los Derechos humanos: “todo individuo tiene derecho a una nacionalidad”; el artº 22: “Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y de los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad”. Y si esta declaración tiene un alcance declarativo, y no jurídico, no por ello dejó de desempeñar un importante papel (...) ha sembrado los espíritus en su lucha por la libertad”.
·         Apuesta por el trabajo en red, la no violencia y el diálogo intercultural:
Ese trabajo en red  que ya sirvió para vencer al fascismo, puede sernos útil pues la amenaza que sigue viva. El texto recuerda la “reunión de todos los componentes de la Francia ocupada, los movimientos, los partidos, los sindicatos, para proclamarle su adhesión a la Francia combatiente” y también que “El nazismo fue vencido gracias al sacrificio de nuestros hermanos y hermanas de la Resistencia y las Naciones Unidas... Pero esta amenaza no desapareció totalmente y nuestra cólera contra la injusticia sigue intacta”.
Estoy convencido que el futuro pertenece a la no violencia, a la conciliación de las diferentes culturas. Es la vía por la que Ia humanidad debe salvar su próxima etapa”. “Llamemos siempre a una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que proponen como horizonte para nuestra juventud sólo el consumo en masa, el desprecio de los más débiles y de la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos”. “Hay que preocuparse por la eficacia de no-violencia que encuentra en quien la suscita el apoyo, la comprensión, el respaldo de todos los que en el mundo son adversarios de la opresión”.
·         Invita esperanzadamente a la acción. “... un llamamiento a los ciudadanos, jóvenes y no tan jóvenes, a asumir la responsabilidad por las cosas que no funcionan en nuestra sociedad.”. Y entre esas cosas a lo largo del texto han ido apareciendo, recortes sociales, actitudes racistas con los inmigrantes, diferencias crecientes entre ricos y pobres, el tratamiento perverso a los sin-papeles, el estado lamentable del planeta, la locura desarrollista, la dictadura de los mercados financieros, etcétera.
En nuestro caso podríamos añadir algunos elementos a la lista, en base a las medidas que, bajo el paraguas de la izquierda, se vienen adoptando: las reducciones presupuestarias para jubilados y funcionarios, subida de precios del gas y la electricidad, incremento de la edad de jubilación, ayudas a los bancos, supresión de la ayuda de  400€ a los parados,... medidas contra los de abajo para favorecer a los de arriba.
“¡tomad el relevo, indignaos! Los responsables políticos, económicos, intelectuales, y el conjunto de la sociedad no deben resignarse ni dejarse impresionar por la actual dictadura internacional de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia”. Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, tener un motivo de indignación. Es precioso. Cuando algo indigna, como yo me indigné con el nazismo, entonces nos hacemos militantes, fuertes y comprometidos”.
b)    Cosmovisión.
El librito explicita algunas convicciones filosóficas. Lo destaco porque vivimos, a mi entender, tiempos de analfabetismo político, incluso al interior de los propios partidos y sindicatos, en los que el neoliberalismo ha arrasado el bagaje cultural y hemos quedado desarmados ante la cultura dominante. 
Visión de la persona: “Sartre nos enseñó a decirnos: “sois responsables en cuanto individuos”. Era un mensaje libertario. La responsabilidad del hombre que no puede confiar en el poder o en un dios. Al contrario, hace falta comprometerse en nombre de su responsabilidad como persona humana”.
Visión de la historia: Optimismo que no ignora los riesgos. Esto es, realismo necesario para la acción, lejos del pragmatismo imperante:
·         Mi optimismo natural, que quiere que todo lo deseable sea posible, me llevaba hacia Hegel. El hegelianismo interpreta el devenir de la historia de la humanidad como poseedora de un sentido de la libertad humana progresando etapa a etapa. La historia se hace con choques sucesivos, es la toma de conciencia de sus desafíos. La historia de las sociedades progresa y, al final, el hombre alcanza su libertad completa, conseguimos el Estado democrático en su forma ideal
·         Conoce y valora la visión negativa, en concreto cita a Walter Benjamin: “El progreso hecho por la libertad, la competición, la carrera a « siempre más», esto se puede vivir como un huracán destructor”
Dimensión internacional de la realidad. Mantiene una visión global de la pobreza: “Los más pobres en el mundo de hoy ganan menos de dos dólares al día” y evoca los conflictos internacionales, en el caso de Palestina, sin dejarse llevar por el dictado oficial impuesto acerca del terrorismo tras el 11S: “hoy, mi principal indignación concierne a Palestina, a la franja de Gaza, a Cisjordania. Ese conflicto es fuente de indignación”. Describe Gaza como “una prisión a cielo abierto para un millón y medio de palestinos” y lamentándose afirma que “los judíos puedan perpetrar ellos mismos crímenes de guerra es insoportable”
Además de Gaza y Cisjordania, en el caso español podríamos hablar del pueblo saharaui, de las declaraciones realizadas por el gobierno con motivo del desalojo del campamento saharaui por tropas marroquíes, por la política pro-marroquí del gobierno, basada en intereses económicos, y que condena al Sahara al abandono absoluto, ..
Necesidad de un cambio de paradigma: Lo incluyo en este apartado pues no habla sólo de un cambio de modelo de desarrollo/crecimiento, sino que es una visión más amplia y profunda. “El pensamiento productivista, impulsado por Occidente, ha arrastrado al mundo a una crisis de la que hay que salir mediante una ruptura radical, con una huida hacia adelante del "cada vez más", en el campo financiero pero también en el de las ciencias y las técnicas”.
Concluye haciendo un llamamiento a mantener en alto la bandera de la «cólera intacta contra la injusticia», ya que «Crear es resistir y resistir es crear».

jueves, 13 de enero de 2011

El escándalo de la vivienda

Reproduzco a continuación un artículo de JOAQUIM SEMPERE Profesor de Teoría Sociológica y Sociología Medioambiental de la Universidad de Barcelona, publicado en http://blogs.publico.es/dominiopublico/2413/el-escandalo-de-la-vivienda/
Ilustración de Javier Olivares

Según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), durante los años 2007 a 2009 se habían firmado unas 178.000 ejecuciones hipotecarias (frente a las 47.379 del trienio anterior) y el diario Cinco Días estima que habrá que añadir otras 180.000 en el presente año. De ser así, el total de ejecuciones hipotecarias en los últimos cuatro años ascenderá a más de 350.000. En general, estos expedientes acaban en desahucio en un plazo inferior a un año y el CGPJ señala que las cifras son engañosas, ya que una misma petición puede conllevar la subasta de varios bienes, de modo que “puede ser todavía más alarmante el incremento detectado”.

Las viviendas hipotecadas van a subasta, y son las propias inmobiliarias de los bancos acreedores las que concurren a las subastas y acaban adjudicándose las viviendas a precio de saldo. La ley hipotecaria les permite adquirir el inmueble por el 50% del precio de la subasta pública si esta queda desierta, lo que ocurre en el 90% de los casos.
El aquelarre no termina aquí. El banco desahucia a la familia, recupera la vivienda en pública subasta y sigue cobrando hasta el final la deuda hipotecaria. En los últimos meses, la prensa ha dado a conocer numerosos casos de familias puestas de patitas en la calle y obligadas a seguir pagando la deuda.
El 30 de marzo de 2010 –según señala David Fernández en el semanario catalán Directa (7-04-2010)–, se reunió en Barcelona la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que propone que, en caso de impago, la recuperación del inmueble hipotecado por parte del banco “comporte automáticamente la cancelación de toda deuda”, como ocurre en otros países europeos y en Estados Unidos. Allí, si no puedes pagar, cedes la vivienda y la deuda queda cancelada. ¿Qué sentido tiene aportar como garantía del crédito hipotecario una vivienda si, en caso de que el acreedor no pueda pagar, la garantía del bien no baste y persista la obligación de devolver hasta el último céntimo, incluidos los intereses?
La plataforma señala que esta realidad jurídica “abusiva y extorsionadora se enmarca en una situación de asistencia permanente del Estado al sector bancario”. En efecto, a través de las hipotecas, la banca española ha hecho y sigue haciendo un negocio fabuloso con un bien de primera necesidad. Lo hace con la angustia de cientos de miles de desahuciados o amenazados de desahucio, y lo hace con los afortunados que pueden seguir pagando unas hipotecas contratadas durante la fase ascendente de un ciclo especulativo, con inmuebles sobrevalorados. Según The Economist, esta sobrevaloración ascendía en España al 55% el pasado enero.
¿Acaso deben los bancos españoles protegerse de una alta tasa de morosidad e impago? Los bancos Santander y BBVA afirman que desde 2001 han recuperado hasta el 90% de los préstamos por hipotecas impagadas. Y la Asociación Española de Banca anunciaba el pasado marzo que los beneficios netos de la banca española habían alcanzado en 2009 los 14.934 millones de euros, un 8,9% menos que el año anterior, lo cual no está nada mal para un año de grave crisis en la venta de viviendas. De modo que ni siquiera el impago es una coartada válida para la banca.
Las familias endeudadas se han visto obligadas a cumplir sus compromisos con las entidades de crédito mientras han tenido empleo y los intereses lo permitían. Y cuando no han podido hacerlo, se han quedado sin vivienda. En cambio, con el estallido de la crisis, la banca ha apelado al apoyo del Estado y lo ha conseguido. Unos han perdido lo que necesitan vitalmente. Los otros nunca pierden.
No es de extrañar que entre los años 2000 y 2007 el porcentaje destinado por los hogares españoles a la vivienda pasara del 12,40% al 25,63% del gasto total; es decir, más del doble, según reflejan las encuestas de los presupuestos familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE). En cifras absolutas, significa pasar de gastarse unos 80.000 millones de euros en vivienda a más de 200.000 millones. Como son muchos los propietarios de viviendas que las han pagado ya, se deduce que quienes todavía las están pagando les destinan una parte desorbitada de su presupuesto, que puede alcanzar un 40% o un 50% o más entre quienes están todavía atrapados por las hipotecas.
Esto representa una reducción muy substancial del nivel de vida, puesto que queda mucho menos para otros gastos. Tal reducción resulta enmascarada por el hecho de que el PIB ha aumentado un 26,5% en esos ocho años, mostrando una vez más que el PIB es una pésima medida del bienestar, incluido el bienestar material. Los gastos de vivienda son una sangría invisible pero real para la ciudadanía, la sangría que ha permitido engordar a los empresarios de la promoción y construcción de vivienda y a los bancos. La ciudadanía de este país no sólo está perdiendo a mansalva derechos sociales, sino poder adquisitivo. Es un fracaso económico espectacular que una necesidad básica como la vivienda no pueda ser satisfecha por millones de personas o lo sea a un coste enorme, y que esta situación haya empeorado visiblemente en el último decenio. La industria de la vivienda no debe seguir siendo una fuente de negocios abusivos ni un nido de especulación y corrupción. Urge considerarla un servicio público atentamente vigilado y regulado desde los poderes públicos.

miércoles, 5 de enero de 2011

Compartimos una común indignación cívica

Un grupo de veteranos dirigentes sindicales y políticos italianos han redactado el siguiente manifiesto que pone de relieve muchos elementos comunes en la crisis que sacude la izquierda política y sindical europea. Su lectura puede ser ocasión para repensar nuestra coyuntura española, en la que también parecen imponerse la degradación y el deterioro de los derechos laborales y de su garantía en el sistema jurídico y político, de la mano de las medidas antisociales de salida a la crisis.

Hemos decidido constituir una asociación, «Lavoro e libertà», porque compartimos una común indignación cívica.

La primera razón de nuestra indignación 
surge de la ausencia, en la lucha política italiana, de un interés por los derechos democráticos de los trabajadores y las trabajadoras. Así como mediante los mecanismos electorales los ciudadanos han sido privados de escoger a quien elegir libremente, del mismo modo –pero de manera aún más grave- un trabajador y una trabajadora no tienen el derecho de decidir, con su propio voto, sobre diversas opciones de acuerdos sindicales que fijan su salario, sus condiciones de trabajo y sus derechos en el centro de trabajo. Pensamos en acuerdos que no ponen en discusión derechos indisponibles. Hablamos, en el caso de los acuerdos sindicales, de un derecho individual que se ejerce de forma colectiva. Un derecho de la persona que trabaja que no puede ser sustituido por las dinámicas que se dan dentro y entre las organizaciones sindicales y empresariales, aunque éstas sean necesarias e indispensables.

De todo eso hay un doloroso rastro en la discusión política. Nosotros entendemos que éste debe ser uno de los elementos diferenciadores que han de estructurar las opciones presentes en las tareas políticas y civiles. La creciente importancia en la vida de todo ciudadano de las opciones que se han llevado a cabo en el campo económico debería llevar a un reforzamiento de los mecanismos de control político y de nivelación del poder económico. Sin tales mecanismos, en realidad, es más elevada la probabilidad –como lo estamos experimentando-- de sufrir duras consecuencias individuales y colectivas.

La segunda razón de nuestra indignación
es el continuo esfuerzo de una extensa parte de la política italiana de redimensionar la plena libertad de ejercicio del conflicto social. Las sociedades democráticas consideran el conflicto social –ya sea el de capital/trabajo, ya sea los movimientos de la sociedad civil sobre cuestiones atinentes a los bienes públicos y el interés público-- como la esencia misma de su carácter democrático. Sólo a través de un pleno despliegue, en el ámbito de los derechos constitucionales, de tales conflictos se equilibran las potencias económicas, se alimenta la discusión pública y se controla el ejercicio del poder político. En una sociedad democrática no puede existir un interés de parte, el de la empresa, superior a cualquier otro interés y razón. Así pues, los derechos –ya sean los individuales como los colectivos-- no pueden estar subordinados a los intereses de la empresa o del sistema de empresas o a los intereses superiores del Estado. La presunta racionalidad superior de las opciones puramente económicas y de las técnicas manageriales se ha evaporado en esta gran crisis.

La idea, tan cara al gobierno, - como a la Confindustria y la Fiat - , de una sociedad basada en la sustitución del conflicto social por la atribución a un sistema corporativo de equilibrio entre las organizaciones sindicales y empresariales, bajo la égida gubernamental, del poder de adoptar, bajo la forma del consenso, toda decisión relevante sobre los temas del trabajo –incluidas las actuales prestaciones del Estado de bienestar— es de por sí un íncubo autoritario.

Estamos estupefactos, mejor dicho, indignados, por el hecho de que sobre tales escenarios plasmados en decisiones concretas ya tomadas o de las que se anuncia su adopción en leyes y acuerdos sindicales no se ejerza, con relevantes excepciones, como la manifestación del 16 de octubre protagonizada por la FIOM, una asunción de responsabilidad que englobe al mayor número posible de fuerzas sociales, políticas y culturales para combatir, impedir y quebrar esta deriva autoritaria.

Nos indigna,
en fin, la continua reducción del trabajo, en todas sus formas, a una condición que niega la posibilidad de expresión y realización de uno mismo.

La precarización, la individualización de la relación de trabajo y la empresarialización de la regulación social del trabajo en un país donde la gran mayoría trabaja en empresas con menos de diez personas; el desmantelamiento de la legislación de tutela de la salud laboral y del ambiente de trabajo y la creciente dificultad –tras el autodenominado “collegato lavoro”, aprobado en el Parlamento— de que los trabajadores puedan recurrir a la tutela judicial, son los instrumentos materiales de este proceso de expolio de la dignidad de quien trabaja. Últimamente, se pretende la sustitución del Estatuto de los derechos de los trabajadores por un estatuto de los trabajos: la transformación lingüística es, por sí misma, explicativa del contenido que le corresponde. El tránsito de los portadores de derechos, los trabajadores que pueden exigirlos, a los lugares y a las actividades de trabajo, marca un proceso de abstracción/alienación en el que se reduce la efectividad de estos derechos.

¿Cómo es posible que, frente a la destrucción sistemática de un siglo de conquistas de civilización sobre los temas del trabajo no haya una respuesta a la altura de ese desafío?

Hay que volver a dar centralidad política al trabajo. Volver a poner el trabajo, el mundo del trabajo, en el centro de la agenda política: en la acción del gobierno, en los programas de los partidos y en la batalla de las ideas. Esta es, hoy, la vía maestra para la regeneración de la política y de un proyecto de liberación de la vida pública ante las derivas, la decadencia, la vulgarización y la autorreferencialidad que, en la actualidad, tan gravemente la caracterizan. La dignidad de la persena que trabaja debe ser la estrella polar que oriente toda decisión individual y colectiva.

Por estas razones hemos decidido constituir una asociación que se proponga suscitar en la sociedad, en la política y en la cultura una reflexión y una acción adecuada al intento de sostener todas las fuerzas que sepan moverse con coherencia en este terreno.

Bajo el título Apoyemos a la Federación Italiana de Obreros Metalúrgicos. suscriben el manifiesto Fausto Bertinotti, Sergio Cofferati, Gianni Ferrara, Luciano Gallino, Francesco Garibaldo, Paolo Nerozzi, Stefano Rodotà, Rossana Rossanda, Aldo Tortorella, Mario Tronti. 
Información tomada de http://baylos.blogspot.com/